Bilbao

Lejos queda ya la mañana de diciembre en Zarautz, con el Cuatro y Medio ya sepultado por Aimar Olaizola, en la que muchos señalaban a las parejas formadas por Berasaluze II y Albisu y Martínez de Irujo y Zabaleta como favoritos a alcanzar las semifinales e, incluso, opositores a la txapela. Hace ya mucho tiempo, 19 semanas ni más ni menos, casi cinco meses de competición sin reservas que ha acabado por coronar a los que apostaban entonces por ellos como favoritos. El objetivo, la final, llega sin contemplaciones, pero lo cierto es que la trayectoria de las dos parejas ha sido muy desigual. Además, el Bizkaia - de estreno con un nuevo sistema para que los pelotazos se oigan mejor- será testigo directo de la intención de un vizcaino de volver a conseguir una txapela de Primera 32 años después de que Roberto García Ariño se llevase la última con Antton Maiz. Empieza todo a partir de las 18.30 horas en la cancha bilbaina, que registrará un entradón y un ambiente muy a favor del gran Pablito.

Perpetuamente instalados en la agonía, Pablo Berasaluze y Jon Ander Albisu no han llegado a disfrutar del todo hasta las últimas dos jornadas. La clave han sido, sin lugar a dudas, la incertidumbre de Albisu con sus manos. Empezó bien, gozó, hizo grandes partidos, pero entonces, cuando le soltaba a gusto, Pablo no estaba. Su camino en el Cuatro y Medio fue largo y exitoso y a la hora de llegar a su torneo fetiche las cosas se pusieron cuesta arriba. Le costó ponerse a funcionar al berriztarra y en cuanto picó espuelas la tendencia cambió. En el Municipal de Mungia, contra Gonzalez y Zubieta, en un encuentro en el que el delantero de Azkaine anduvo con problemas de salud se inició la remontada. El momento de empezar a soñar. No obstante, cuando Berasaluze II recobró el aliento fue el zaguero de Ataun quien perdió pie. En su segundo curso como titular, sus fallos capitalizaron los partidos y recibió palos por todos lados. Encadenaron después de Mungia tres victorias consecutivas que no fueron satisfactorias en cuanto al juego del todo. No llegaba la regularidad a pesar de que el primer encuentro contra Titín III y Merino II, que cerraba la primera mitad del Parejas, fue sublime y auguraba una nueva era.

Después, el camino se truncó con un Albisu renqueante, sin confianza y al que la presión le debilitó. Pablo estaba en orden, en vena e inspirado, pero nada funcionaba. Tres derrotas consecutivas y un lío de números enorme. Así que la apuesta pasaba por ganar a los rivales directos: Titín III-Merino, Xala-Barriola y Ezkurdia (sustituto de Gonzalez)-Zubieta. La soga al cuello les implicaba en una sangría enorme, en la que pocos apostaban por ellos. Dos de los tres match balls ante los adversarios en la pomada cayeron de forma positiva; así como la contienda contra Irujo-Zabaleta en Eibar. Dieron la vuelta a la situación apelando al pundonor y a la capacidad de Pablo de crear.

Sin cesar en el suspense, la segunda parte de la película fue similar, aunque las sensaciones cambiaron: Albisu retomó su dentellada ante Aimar-Zabala y en el último partido de la liguilla volvió a demostrarlo. Con el fin de la incertidumbre empezó su disfrute. Y Pablo, en su línea, sin ceder ni un palmo.

La senda de sus contrincantes, por otro lado, ha sido firme. Apenas han levantado el pie del acelerador. Juan Martínez de Irujo, de garrote fácil, compareció de inicio con un debutante -otro más- del que se conocían sus virtudes pero no qué rendimiento podía dar. Acierto del servicio técnico de Aspe. Zabaleta ha dado un rendimiento enorme, pero Juan ha hecho gran parte del trabajo. Como relata Jokin Etxaniz, director técnico de la operadora, "ha hecho un trabajo más oscuro". Le ha quitado pelotas malas y ha potenciado la derecha del bulldozer de Etxarren. Siempre han comandando la clasificación y las apuestas.

Así las cosas, ¿por dónde irán los tiros? Para empezar, los momios de salida rondarán el 100 a 60 y el doble a sencillo para los azules. Es decir, que las apuestas son claras para el combinado de Aspe. Aun así, desde la última vez que se cruzaron -apenas hace dos semanas en Iruñea con triunfo inapelable de los de Asegarce- los artekaris cantaron hasta 40 a 100. Han recuperado crédito los colorados, pero pesa mucho el camino recorrido. Asimismo, la importancia de los nervios y la tensión será capital: Albisu y Zabaleta juegan su primera final de tal categoría, Berasaluze la segunda, pero la primera fue hace catorce años, e Irujo la número 16. Tiene ya el rifle lleno de muescas el de Ibero. "Zabaleta igual está demasiado tranquilo", se comentaba en la elección de material, por lo que es toda una incógnita. Seguro es que su punto débil ha sido hasta ahora en los saques a la derecha. Pablo es buen sacador y tendrá que buscarle.

La hoja de ruta de Juan y José será la misma que llevan todo el Parejas, sin experimentos: bombardearán atrás para ver cómo responde Albisu. Si este regala, el huracán navarro no se lo pensará dos veces. Así, el factor determinante previsiblemente viene a estar atrás. Jon Ander tendrá la llave para que Berasaluze II pueda coger pelota delante. La presencia de Pablito, un artista sin parangón, otorga seguridad al remate, pero para eso es necesario que su compañero disfrute y le dé a la pelota. Hoy, el mago de Berriz tiene la oportunidad de ganar ante su afición una txapela que se resiste a Bizkaia durante 32 años. Hay fe inquebrantable en ellos. Hay esperanza.

Ezcaray se lleva las txapelas Gorka Esteban y Cecilio Valgañón se llevaron ayer en un Adarraga con un ambientazo impresionante las txapelas del Parejas de Segunda. Vencieron en un duelo muy disputado a Jorge Rico y Álvaro Untoria por 15-22. El delantero ezcarayense fue el más destacado de los cuatro contendientes.

Por otro lado, Joseba Ezkurdia será el octavo pasajero de Aspe para el Manomanista de Primera al derrotar en Altsasu a David Merino por un claro 6-22. El delantero aprovechó su superioridad en el saque-remate.