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Camarada Mikel

Bengoetxea VI y Beroiz, en un ejercicio de sacrificio enorme, derrotan en Eibar a Berasaluze II-Albisu

Camarada MikelJavi Colmenero

Duración: 68:13 minutos; 25:33 de juego real.

Saques: 2 de Bengoetxea VI (tantos 12 y 22).

Faltas de saque: 1 de Bengoetxea VI.

Pelotazos: 501.

Tantos en juego: 11 de Berasaluze II, 5 de Bengoetxea VI y 1 de Beroiz.

Errores: 2 de Berasaluze II, 12 de Albisu, 3 de Bengoetxea VI y 2 de Beroiz.

Marcador: 1-0, 1-1, 1-3, 2-3, 2-6, 3-6, 3-7, 4-7, 4-8, 5-8, 5-9, 8-9, 8-16, 14-16, 14-17, 15-17, 15-18, 17-18 y 17-22.

Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la liguilla de semifinales del Campeonato de Parejas de la LEP.M disputado en el frontón Astelena de Eibar. Algo más de media entrada. De salida se cantaron posturas de 100 a 70 favorables a Bengoetxea VI y Beroiz. Sin botilleros.

eibar. Lo de Mikel Beroiz es para quitarse el sombrero. Parece que no hace ruido, que es un tipo tranquilo, sin demasiados sobresaltos; no es de esos que hace mucho ruido, de los que no gastan energías en vano, que no se quejan, no pone rebotes día sí y día también en los tiempos que corren, tampoco da la sensación de que corre demasiado al tener un armazón enorme, musculoso, y sus piernas podrían ser plomo. Pero solo lo parece. Solo son sensaciones, porque Mikel es todo lo contrario: rápido, sacrificado, inteligente, seguro y, cuando le suelta, cuidado. Su camino, su corazón, es helado pero enorme. Y su despliegue, comunismo leninista. Agota todo lo que tiene dentro, aunque no haga aspavientos ni grandes gestos, hasta morir en el txoko si hace falta para sujetar a su delantero, o para saltar al rival, o para enseñarle la espalda al zaguero contrario, cuando se puede; cuando no, toca sufrir y aferrarse a una fe ciega en sí mismo que denota lo gran pelotari que es. Ayer, en el Astelena de Eibar, el camarada Beroiz dio toda una lección de lo que es sacrificarse y luchar hasta la extenuación por conseguir el punto, por apoyar a su compañero Oinatz Bengoetxea hasta desfondarse en un encuentro más complicado que lo que pudo rezar el marcador. Porque sí que es cierto que Jon Ander Albisu falló doce pelotas, pero en los momentos que obvió el tembleque de piernas y del punto de mira, repartió leña con las dos manos, dominado a Beroiz, abrazado a la épica de la resistencia para sobrevivir en el patíbulo. Y es que Pablo Berasaluze, pistolero de gatillo fácil, cuando tenía pelota tejía un tanto sin cortarse un pelo.

En apenas cuatro tantos quedó definido el guion: Pablito estaba hiperactivo, en el buen sentido de la palabra, y Albisu, como un flan. De las manos de Berasaluze salió una cortada labrada a toda velocidad que Oinatz no pudo contrarrestar y un remate al colchón. Declaración de intenciones, a pesar de todo. Sin embargo, después, Albisu falló con la zurda una pelota tocada y otra vez con la izquierda tiró abajo una cortada de Oinatz. 1-3 para empezar. Y para seguir, porque apenas hubo reacción del bulldozer de Ataun, quien atenazado por las dudas alternaba buenos pelotazos con escapadas de escándalo, provocadas en gran medida por la lección bien aprendida de Bengoetxea VI y Beroiz: defender, pegar atrás y que Pablo sufriera de tortícolis. Se separaron entonces los azules en el luminoso poco a poco. Pero Berasaluze II no dejaba que sus rivales se alejaran. Si encontraba pelota, remate que se sacaba de la chistera. Pero la búsqueda de Pablo no contaba con la velocidad de piernas de Beroiz, quien sacó del atolladero en alguna ocasión a Oinatz. Se pusieron los azules 3-7 y 5-9, pero arreones de Albisu, el verdadero termómetro de la pareja a pesar de la gran labor del delantero de Berriz, no cedieron más terreno. Con su pelota, los colorados llegaban a dominar. Consiguieron colocarse a un tanto de la igualada con el 8-9 después de una buena tacada, pero fue el momento en el que Albisu cayó en picado frente a Beroiz y la ayuda de Bengoetxea VI, quien restó muchos saques de sotamano para quitar pelota a su compañero durante todo el partido.

A pesar de que la potencia de Jon Ander debería lastrar a Mikel, su sacrificio empezó a cosechar frutos y al de Ataun se le aflojó la mirilla. De una tacada, cinco errores del guipuzcoano, un saque y un tanto de Oinatz puso la cosa en bandeja a los azules. 8-16 de un tirón.

por los pelos Debilitados de inanición, Pablo Berasaluze y Jon Ander Albisu se encontraron con un duelo casi perdido y sensaciones encontradas en la cancha. Los azules llevaban la manija aunque Albisu exprimía su potencia. Los errores le estaban causando demasiados estragos de cara a llevarse el partido y todo apuntaba a una sangría inagotable. La brecha era enorme.

Pero el mago de Berriz se puso el esmoquin y quiso aguar la fiesta a los azules. Él solito dio vida al partido y a Jon Ander. De sus manos salieron momentos de grandísima pelota y acumuló cinco remates seguidos de éxito y oro puro. Albisu revivió entonces. La labor de diván del vizcaino le hizo sobrevivir a la presión y continuó enseñando la espalda a Beroiz, pero sin soltar el pie del acelerador ni tirar pelota. En una tacada (14-17) se colocaron a rebufo de los azules. Fueron los mejores momentos de Pablo y del ataundarra.

Entonces, miró Beroiz a Oinatz y le pidió calma. Saben a lo que juegan. Una cuero travieso les devolvió pelota a los navarros, pero Pablo no soltaba el timón. Estuvo el luminoso a punto de abrazarse en el tanto 18, pero una cortada con toda la intención y bien tirada de Albisu acabó en la chapa y la herida volvió a sangrar. La reacción había sido en vano. Lo de después fue un final duro para Berasaluze, que falló un remate franco. Oinatz y Beroiz se llevaron el punto merced a la solidaridad del zaguero con el despliegue. Merced al camarada Mikel.