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Abrochado a Patxi Ziskar, Erlantz Zulaika (Getxo, 13-X-1986) ha encontrado de nuevo su camino. Anclado en el club Kurene de Sopelana, el expalista profesional se ha recalificado y juega hoy, a partir de las 19.00 horas, la final de Liga Vasca de Honor, la máxima competición de pala en aficionados de Euskadi. "La verdad es que Patxi anda muy bien", analiza el de Eskuinaldea con voz queda. Será en Ordizia, frente a la pareja navarra de Oberena, donde puede coronarse el getxotarra como triunfador en apenas dos meses de brega en categoría aficionada. Esnaola y el exprofesional Zabalza son sus rivales. "Podían decir desde Innpala que no tenía el nivel necesario para estar peleando, pero estoy demostrando que podía estar ahí y ahora estoy jugando por la txapela más importante del circuito", desgrana el delantero. Y es que, Zulaika explica que "creo que estoy a un buen nivel y que podía dar guerra, pero eso no es lo que creían desde la empresa, que acabaron echándome y la forma de acabar con la operadora no fue la mejor".

El camino del getxotarra hasta este punto está asfaltado de losas de satisfacción y decepción. Una de ellas, ser despedido por Innpala con solo 25 años y una gran proyección de cara al futuro de la pala profesional, además de estar jugando en ese momento -el 31 de diciembre- como cuarto clasificado en el ránking de delanteros forjado por la nueva empresa palista. "A finales de año me ofrecieron renovar, teniendo 25 años, de tres en tres meses, cosa que no tiene mucho sentido si quieren remozar el cuadro de palistas. Ciertamente, la oferta me dejó sorprendido, porque además tenía uno de los sueldos más bajos del cuadro", admite Erlantz, quien agrega que "al final, en una reunión un poco tensa, porque las dos partes negociábamos lógicamente, llegamos a un acuerdo con el que la duración era de seis meses, algo era algo". "Mi contrato firmado con la empresa Innpala finalizaba el 31 de diciembre, pues me avisaron el día 30 para reunirme y negociar, que fue cuando conseguí los seis meses de contrato. Pedí explicaciones de por qué habían esperado hasta el último día para decírmelo y lo único que me dijeron fue: Alguien tiene que ser el último", manifiesta tajante el delantero vizcaino.

Pero todo se torció después. "Tras el acuerdo me llamaron para que no jugara en una semana, que tenían que preparar los papeles de mi contrato, de mi nueva situación. Sin embargo fueron sucediéndose los días y nadie me decía nada. Hasta el 9 de enero, día en que me comunicaron que me echaban", manifiesta el palista, que prosigue "fíjese qué incongruencia, que siendo el más joven del cuadro y el que menos cobraba, se me dijo que me iba por que no tenía progresión y ¡porque no echaba el dos paredes!". Incluso, en la Liga Innpala, cuando jugaba con Wladimir Luján en la espalda, zaguero potente, pegador y dominador, se le dijo desde la empresa, que no tiene intendente, que "tenía que entrar más. Y yo contesté que si estaba con Luján era para que él dominara y sumar, no para quitarle pelota". Le siguieron Arkaitz Zarraga y Julen Beldarrain. "El trato con algunos pelotaris no ha sido el adecuado, porque el caso de Belda ha sido sangrante", analiza. El guipuzcoano, que debutó en junio de 1997, era uno de los palistas más queridos por la cátedra y los aficionados del Deportivo y, añade Zulaika, "es como persona un diez, una gran persona, pero se le ha echado por la puerta de atrás, cuando se merecía algo más tras 14 temporadas y media en activo. Pero él se fue como un caballero".

"Si quieres pelear por la pala y no se deja a los jóvenes seguir progresando se acaba cortando todo; porque, no nos engañemos, la pala no es como la mano, aquí no hay escuelas llenas de niños, y hay poca gente joven que pueda dar el nivel para competir con los profesionales", sostiene Erlantz. Así las cosas, determina Zulaika, que "se ha fichado a Alain Vega y a Ibon Altuna con un sueldo menor y se pueden cargar la clase media de la pala. Habrá figuras y gente joven que irán cambiando poco a poco". Mientras, los entrenamientos de los palistas con Innpala, durante la estancia del getxotarra, se reducían a una sesión a la semana con el preparador Jon Iriberri en el frontón Bizkaia y "si queríamos entrenar alguna vez más, corría de nuestro bolsillo pagar el alquiler de la cancha o buscarnos la vida. Eso significa menos gasto de mantenimiento del frontón". "Además nos han quitado las mejores funciones del año", remienda el delantero de Getxo. "Nochebuena y Nochevieja han sido tradicionalmente los festivales en los que más dinero se facturaba, más ambiente había y el pelotari estaba más a gusto", analiza, pero "este año nos los quitaron para dejar hueco a los partidos de mano".

satisfacciones Erlantz, asimismo, señala que "la época del Deportivo para mí fue muy positiva. Fue una experiencia muy enriquecedora". No en vano, el de Getxo, compartiendo vestuario con figuras como Pablo Fusto, Esteban Gaubeka y compañía, se fajó desde que debutó en Bilbao el 5 de enero de 2008 casi en tres festivales por semana -martes, jueves y sábado- y se convirtió en uno de los palistas jóvenes con mayor progresión. "Yo creo que andaba antes de irme con un buen nivel. En frontón corto había que dar tiempo a la gente y quizás no se ha esperado lo suficiente. Aun así, mis recuerdos de la pala son la mayoría muy buenos. Estábamos muy a gusto en Asfedebi Pilota, con Fernando Castro como intendente, e igual ese fue el problema, que estábamos bien acostumbrados...", admite entre risas el de Eskuinaldea, que puede reivindicarse hoy en Ordiza y colgarse de nuevo de una txapela.