Duración: 1h 21:40 minutos de juego.

Saques: 1 de Beroiz y 5 de Urrutikoetxea.

Pelotazos: 292 pelotazos a buena.

Tantos en juego: 10 de Beroiz y 9 de Urrutikoetxea.

Errores: 8 de Beroiz y 7 de Urrutikoetxea.

Marcador: 1-4, 6-5, 7-6, 8-7, 9-7, 13-8, 14-12, 14-13, 15-19, 16-20, 17-21, 18-22.

Incidencias: Buen ambiente en el Municipal de Haro.

bilbao. Derrumbada la atalaya del Parejas, Mikel Beroiz, descubría la dureza del mano a mano y las siete vidas de Mikel Urrutikoetxea. Si bien la pasada temporada el de Huarte había acabado con el vizcaino en Zalla en el Manomanista de Segunda, ayer fue al revés y el zaratamoztarra cuajó su particular venganza en Haro. Tras acusar una primera parte del encuentro sin chispa, el vizcaino desgranó todo su juego cuando las brechas del luminoso destacaban el poder de su adversario. No en vano, cuando el 13-7 reinaba entre los cartones, el vizcaino cogió la escuadra y el cartabón para dinamitar a Beroiz. Mikel tiró de esfuerzo, aguante y un saque milimétrico. Dinamitó con cierta fortuna al zaguero huartearra el de Zaratamo hasta abrazarse en el marcador. Después, su ascenso, hasta maniatar al zaguero. Sin embargo, dos pelotas al colchón esperando el último saque estuvieron a punto de costarle la eliminatoria.

Al inicio, Beroiz, rocoso, veloz y poderoso, destemplaba el juego del zaratamoztarra Urrutikoetxea con facilidad. Tan pronto el manista vizcaino había colocado un 5-0 en el luminoso, amparado en gran medida por la falta de acierto del huartearra, le vinieron los fantasmas de la tensión. Los nervios, malditos aliados, reventaron sus opciones con una brecha abierta en Haro. Beroiz, desbrozando mimbres de manomanista puro y duro, comenzó a pegar y a noquear a Urrutikoetxea. El zaratamoztarra, desdibujado por las esquirlas de la incertidumbre, pero con una tacada de cinco casi de salida, aguantaba como podía los vaivenes de su adversario. Tan pronto Beroiz reventaba el frontis como golpeaba con un sotamano con efecto y paralizaba lejos del frontis a Urrutikoetxea. Ahí estuvo el éxito del de Huarte. Con Mikel desaparecido de las trincheras de los cuadros alegres, Beroiz sacó a relucir su golpeo y su finalización. Exquisita. El dos paredes, trazado con ingenio de artesano, salvaguardó su remontada y empezó a escribir los versos de la claudicación de Mikel, quejoso, nervioso, sin la chispa necesaria, lo típico de los primeros encuentros.

Sin embargo, conforme el de Huarte alargaba su sombra, Urrutikoetxea empezaba a desperezarse. Y tal y como trazó la historia en el Mimetiz de Zalla pero al revés, casi un año después, Mikel labró su venganza. Primero con un resto de genio y después con una dejada al txoko.

Con el 13-9, aún las distancias desvelaban el bajón del vizcaino, que resurgía a golpe de juego. Alargaba el tanto en el momento justo, arrimaba en el golpe largo y soltaba el látigo en el momento exacto. Con precisión de arquitecto, con pulso de cirujano y con vista de orfebre, el zaratamoztarra vació todo su físico para desbaratar la brecha y dale la vuelta a un encuentro que estaba muy cuesta arriba. En cuanto recuperó la chispa, el finalista del Parejas empezó a flaquear. No se encontraba Beroiz, que acusaba los tirones de Urrutikoetxea y su saque -encajó cuatro en ese tramo del duelo-. El navarro tenía fundidos los plomos y en el cruce de caminos, entre el cuadro seis y cinco, no hacía daño con su dominio. El vizcaino parecía un muro infranqueable. Así, sin la posibilidad de dinamitar su defensa con los sotamanos o de buscar la excelencia con el dos paredes, el huartearra estaba maniatado.

De este modo, Beroiz se fue diluyendo hasta caer. Sin embargo, cuando los cartones estaban a punto de darle la eliminatoria a Mikel, dos errores estuvieron a punto de costarle la clasificación y la revancha, pero el navarro ya estaba sin fuerzas. Con este 18-22, el delantero vizcaino afronta con seguridad su siguiente partido, que le enfrentará a Julen Retegi la semana próxima. El siguiente peldaño de la escalera le espera. Beroiz ya está fuera y la venganza, consumada.