bilbao - Jon Rahm recortó distancias con la cabeza del Waste Manegement Phoenix Open en una jornada en la que, aún con todo, no encontró todo el premio que su juego mereció. Sin embargo, al cierre de esta edición estaba ya entre los diez primeros y aún tenía opciones de mejorar su posición cuando el liderato estaba en once golpes bajo par y en poder del estadounidense Rickie Fowler, el único que aún estaba activo en el campo de TPC Scottsdale.
Cuando salió a la acción a última hora de la tarde, el primer puesto lo tenía Daniel Berger con ese nueve bajo par, a cinco golpes de Rahm, gracias a una tarjeta de -6. Esa era la referencia para aspirar a los puestos altos por lo que no cabía otra que jugar con decisión. Es lo que hizo el de Barrika que ya en el primer hoyo se apuntó un birdie. A partir de ahí, su juego fue muy estable, sin errores que comprometieran su tarjeta, lo que le llevó a sumar su segundo birdie en el hoyo 5.
Rahm fue una hormiga en el campo, haciendo su trabajo con pulcritud y precisión ya que apenas se le escapó un green en regulación. Solo le faltó algo más de distancia en alguno de sus golpes con los hierros para dejarse oportunidades más claras de birdie, sobre todo en el tramo de hoyos del 8 al 11 en el que tiró algunos excelentes putts desde muy lejos en unos greenes que estaban muy duros y que podían crear problemas.
El vizcaino tuvo la virtud de no acelerarse, de seguir el plan sin tomar riesgos innecesarios. Precisamente, el hoyo 11 fue como una descarga de energía. Jugando de nuevo para birdie tras dejar la bola de segundo golpe a unos ocho metros de la bandera, el pequeño esférico dio la vuelta completa al hoyo y no entró. Lo que para otros habría sido un gole moral fue convertido por Jon Rahm en un estímulo. El juego estaba, solo faltaba ponerle la guinda y eso hizo en el 12, un par 3 donde su golpe de salida casi le proporciona un hoyo en uno, y en el 13, un par 5 en el que se dejó una lejana opción de eagle. Al final, el botín fueron dos birdies consecutivos que le empujaron hasta la tercera posición, a un par de golpes en ese momento de Fowler, que había aflojado algo el ritmo tras un inicio que amenazó con propulsarle en la clasificación.
El estadounidense era el mejor en el turno de tarde y elevó su registro a once golpes bajo par, pero Jon Rahm, motivado por los golpes de genialidad que iba dando a su lado Phil Mickelson, ya había hecho lo difícil. Sin embargo, su único error del día le costó un ligero retroceso. Fue en la salida del hoyo 15, un propicio par 5, en el que envió la bola al agua. Tras la penalización, su tercer golpe estaba cargado de ambición, buscó la bandera descaradamente, salvó por poco caer de nuevo al agua y acabó en la trampa de arena más cercana al hoyo. Su salida del bunker no fue buena, al putt para salvar al menos el par le faltó vida y le cayó así el único bogey del día hasta ese momento.
Tras ese error, llegó el hoyo 16 al que Rahm entró ataviado con la camiseta con el dorsal 42 de la Universidad de Arizona State. Pidió los gritos del público, hizo un buen golpe de salida, repartió obsequios al público y tuvo que bajar las pulsaciones para salvar el par con un putt con cierta dificultad. Scottsdale es diferente, pero ahí está el número 2 del mundo, séptimo a tres golpes del líder a la hora de concluir estas líneas, con posibilidades de nuevo de colocarse entre los aspirantes a ganar el Waste Manegement. Fowler hizo un bogey a última hora y eso abre el abanico a cerca de una veintena de jugadores, separados por apenas tres golpes.
bajas sensibles El torneo perdió al ganador de las dos anteriores ediciones, el japonés Hideki Matsuyama, que tuvo que abandonar antes de iniciar la segunda ronda por culpa de una lesión en el antebrazo izquierdo que le impedía agarrar el palo. Otros jugadores importantes como Jordan Spieth, Webb Simpson, Ryan Palmer o Zach Johnson estaban fuera del corte a unos pocos hoyos de acabar la jornada.