Moscú - Vladimir Putin pidió ayer perdón a los atletas rusos por no haber logrado defenderles de las acusaciones de dopaje, por lo que no podrán competir con los colores de Rusia en los Juegos Olímpicos de invierno de PyeongChang que comienzan la semana que viene. “Perdónennos por no haber podido protegerles”, dijo el jefe del Kremlin al despedir a los deportistas autorizados a competir en Corea del Sur, en una ceremonia en su residencia de Novo Ogariovo, cerca de Moscú.
El presidente ruso señaló que los atletas tuvieron que hacer frente a circunstancias ajenas al deporte, en referencia a supuestas motivaciones políticas para marginar al equipo olímpico de Rusia: “Sabemos, y ustedes mejor que nadie, cuánto cuestan las victorias en el deporte de alta competición (...), pero son doblemente difíciles cuando con el deporte se mezclan acontecimientos y fenómenos ajenos a él, la política y otras cosas”. Putin agregó que la situación se agrava todavía más cuando en el país, en Rusia, se emiten diversas opiniones sobre la situación de los deportistas, muchas veces, “absolutamente antagónicas”.
Putin, que admitió que hubo casos de dopaje en el deporte ruso pero negó de manera categórica que el dopaje fuera una política de Estado, reconoció que se cometieron errores y que no se prestó la debida atención a asuntos que son claves en el deporte moderno. Al mismo tiempo, expresó su confianza en que las organizaciones deportivas internacionales harán todo por no convertirse en “departamentos de instituciones gubernamentales de determinados países, por poderosos e importantes que esos Estados puedan parecer a primera vista”.
“Vamos a apoyar a los deportistas que no podrán participar en los Juegos Olímpicos. Sobre esto hay algunas cosas que son realmente muy raras”, dijo el mandatario, al referirse a que algunos atletas fueron marginados por causas ajenas al dopaje. Los deportistas le regalaron a Putin una camiseta con la leyenda Rusia en el corazón, igual a la que ellos vestían en la ceremonia de despedida. - Efe