LA mochila de Domenico Passuello (Livorno, 1978) está repleta de experiencias. Es un hombre inquieto y el deporte es la pasión que le alimenta. Aunque, el italiano no entiende el deporte como mero entretenimiento, lo suyo es la competición. Su gen competitivo le obliga a dejarse la piel en cada prueba y a tratar de pelear siempre con los mejores. Luchar por la victoria o nada. No hay otra opción. Durante su vida ha sido futbolista, ciclista, surfista y ahora se gana la vida gracias al triatlón, donde ha conseguido llegar a un notable nivel. Passuello será uno de los favoritos mañana en el Bilbao Triathlon. Será su primera experiencia en la capital vizcaina, pero llega en un buen estado de forma y su objetivo no es otro que la victoria: “Por supuesto que vengo a ganar. Aunque sea uno de los favoritos, no será sencillo. Hay varios triatletas con mucho nivel, especialmente Gustavo Rodríguez, al que conozco muy bien”. Además de Passuello o Rodríguez, el gran dominador de la prueba bilbaina en los últimos años, nombres como Denis Sketako, Bruno País, Judith Corachán o Emma Bilham darán lustre a esta edición.
Passuello es uno de los candidatos a calzarse la txapela del Bilbao Triathlon, pero antes de llegar a este punto también ha brillado en otros deportes. Su primera experiencia fue en el fútbol, donde llegó a jugar en la Serie C. “En Italia todo el mundo jugaba al fútbol y yo lo hacía por eso, sin embargo tampoco me gustaba mucho”, afirma. Desmotivado a la hora de saltar el césped, miró a su familia, concretamente a su padre y decidió seguir sus pasos. El italiano colgó las zapatillas y se montó en la bicicleta. Passuello mostró maneras desde el primer día y tras varios años logrando buenos resultados, dio el salto al equipo Quick-Step. “Fue una experiencia preciosa. Aprendí muchas cosas. Conviví con muchas personas, de diferentes países y culturas. Además estuve con muchos campeones como Bettini, Virenque, Vandebroucke... cada uno de ellos me enseñó algo”, relata el triatleta, que también compartió equipo con el ermuarra Pedro Horrillo, “con el que coincidí en muchas carreras”.
El ciclismo no solo fue una disciplina con la que ganarse la vida, también le enseñó a sufrir en otros aspectos alejados del deporte: “La vida del ciclista me ayudó mucho para el futuro. Es una vida dura con tanto entrenamiento, los viajes, estar lejos de la familia... cuando acabé, todo fue sencillo. Empecé a trabajar en una fábrica. Era trabajo, tenía que ir a la noche, pero para mí eran como vacaciones, no estaba nada cansado y no tenía dolores en las piernas”. Passuello es un hombre acostumbrado a luchar contra la adversidad, a ganarse la vida a base de esfuerzo y, al igual que en su época de ciclista, esa actitud la ha trasladado a la vida. Abandonada la bicicleta con solo 26 años, el italiano no podía estar sin hacer nada y decidió dar un giro drástico. “Necesitaba cambiar mi vida porque cuando era ciclista estaba como en otro nuevo. Necesitaba una gran experiencia completamente diferente y me fui a viajar durante un año por Australia”, comenta.
El día a día en Australia no fue sencillo para Passuello. Tuvo que trabajar mucho y no siempre en las mejores condiciones. “No tenía mucho dinero y tampoco tenía la visa para poder trabajar. Hacía algunos trabajos, pero no ganaba mucho dinero”, cuenta el triatleta. Aun así, el italiano disfrutó de la experiencia y pudo compaginar sus dos grandes pasiones: “Entre mis aficiones están viajar y el surf. Me gusta ir persiguiendo las olas y he viajado mucho debido a ello”.
La llamada Pero los viajes llegaron a su fin y la llamada del deporte volvió a sonar fuerte en su mente. Comenzó a nadar para estar en forma, pero poco a poco el gusanillo le fue picando. Sacó del trastero la bicicleta, cogió las zapatillas de correr y empezó a prepararse para los triatlones. Su base en los deportes que había practicado le dieron impulso y pronto comenzó a vivir de ello. “Era diferente al ciclismo, pero practicar un deporte de resistencia no fue nuevo para mí. Antes era mi vida”, afirma.
Las carreras se fueron sucediendo y tras ganar el Challenge de Rímini, su trayectoria cambió completamente. Passuello decidió enfocarse exclusivamente en el triatlón y apostar definitivamente por ello: “Mi meta era vivir del triatlón. Después de jugar siempre a primer nivel, en fútbol, en ciclismo... era difícil practicar un deporte solo por pasión y mi objetivo era ser un buen triatleta”, comenta el italiano. Hasta ahora, las lesiones no le han permitido brillar como a él le hubiera gustado, aunque su gran sueño sigue vivo: “Quiero ir al Ironman de Hawái en forma. Me gustaría ser capaz de estar entre los veinte mejores, no solo ir para estar”.