a Filip Polc (Eslovaquia, 1982) le encanta la velocidad. Si no, sería imposible desempeñar su profesión. Le gusta volar desde que era bien pequeño, desde que se amarró a su primer triciclo, desde que aprendió a andar en bicicleta. Al eslovaco le vio su familia quemar etapas amarrado a las dos ruedas, ya fuera compitiendo en ciclo-trial, haciendo piruetas con la BMX o lanzándose a la aventura por las rampas. A Polc le va la adrenalina. El actual campeón del City Downhill World Tour y líder de la competición tras las pruebas disputadas ya en Valparaíso, Bratislava y Santos, pero con el aliento en la nuca del checo Tomas Slavic y el alemán Johannes Fischbach, cuenta que “comencé a practicar cuando era muy joven, cuando tenía cuatro años, cuando empecé a andar en bicicleta. Empecé con la bici de trail. A los pocos años, me pasé a la bicicleta de BMX a saltar. Era más divertido. Eso sería cuando tenía trece años. A los catorce, me puse con la montaña y a los quince, con el descenso”. En 1990 alcanzó las semifinales del campeonato de Europa de BMX y en el Mundial llegó a cuartos de final. El año siguiente ya era campeón de su país. En 1994 se ató a la bicicleta de montaña y en el 96 se decantó definitivamente por el descenso. En la prueba que se celebra hoy en Bilbao se juega gran parte de las ambiciones de la temporada, porque tras la cita en la capital vizcaina solamente quedará la final del City Downhill en Taxo. Partirá de los nueve metros de altura del Parque Etxebarria sobre las 10.00 horas en los entrenamientos oficiales, aunque las calificaciones comienzan a las 14.30 horas.
Polc ha sido un niño pegado a una bici. Lo reconoce. Quizás por eso no resulte tan chocante su profesión a los que le rodean. Él no siente miedo cuando se lanza por las escaleras o por rampas de diez metros. “Mi familia me ha visto crecer con la bicicleta. Ellos saben que entreno con obstáculos cada día más grandes, desde cada vez más alto, poco a poco. He ido paso a paso y me han visto cómo he ido mejorando. Si hubiera comenzado con lo que hago ahora, pensarían que soy un loco. Se preocupan, está claro, porque es mi madre, pero si soy capaz de estar arriba es porque estoy preparado para ello y valoro los riesgos”, manifiesta el rider eslovaco, actual número 1 del mundo, que valora que en su país “está creciendo poco a poco la disciplina”. “Ya hay niños que quieren seguir mis pasos”, argumenta con una sonrisa, entre pícara y orgullosa. Filip es la punta de lanza de la modalidad, el hombre a tener en cuenta.
No obstante, la carrera del ciclista se forja en el banco de pruebas de los entrenamientos. Polc revela que no nota el “miedo” en competición. Sus entrenamientos son más exigentes. “Entreno dependiendo de la temporada del año, pero también depende de si estoy preparando una carrera. Por ejemplo, cada sesión suele ser de una hora u hora y media, así que hago alrededor de tres horas al día. También depende de lo que entrene: físico, técnico?”, confiesa el eslovaco, que apostilla que es una disciplina que “no es peligrosa”. Sobre todo, porque pone en liza que el poderío mental destaca sobre cualquier otra habilidad: “El rider tiene que tener claro todo lo que concierne a la carrera y tiene que enfocar el cien por cien de su atención en la cita y recordarlo todo: qué hacer, cómo saltar, qué obstáculos hay? Necesitas saber todo y mantener la atención hasta la ronda final. Tienes que poner todo en la bajada porque en un segundo puede decidirse todo”. Sostiene Polc que “la mente es muy importante en el descenso. El último corredor en la calificación puede hacer mejor tiempo que tú, lo que hace que intentes ir más rápido y tomes más riesgos. Tienes que estar muy preparado para saber controlar eso”. El riesgo, en palabras del número 1, forma parte del conocimiento personal y de la situación. “No siento miedo. Una vez que estás en el nivel más alto, tienes que tener todo bajo control. Sabes cómo dar el cien por cien en cada momento. Si tratas de dar más del cien por cien es que empiezas a corres riesgos. El entrenamiento de alta intensidad consigue que estés a un nivel más alto en carrera y que seas mejor. Los riesgos no se entrenan, pero son cosas para las que estoy preparado”.
Respecto a la prueba bilbaina, el ciclista opina que “cada ciudad tiene sus propias condiciones. El comienzo de Bilbao es realmente grande. Tienes un gran salto sobre unos autobuses y la parte de las escaleras posiblemente sea la más técnica. Después, viene una zona que necesita más trucos. Un error puede decidir la txapela. Hay que poner todo en cada metro”. Y es que, los perseguidores acechan el trono de Polc. “Los tres estamos muy cerca. Cada metro cuenta. Las primeras carreras han estado muy ajustadas en los tiempos. Esto es como la Fórmula 1 o MotoGP, en cada carrera cambian las cosas. Con los riders en el top, Slavic o Fischbach, la competición mental es importante, pero también hay corredores muy importantes de Brasil o Nueva Zelanda que tienen su estilo y pueden meternos en problemas”, finaliza Filip Polc.