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Txikon puede ser el primero en hollar el Nanga Parbat en invierno

El lemoarra, que enfiló la cumbre de madrugada, puede ser el primero en hollar el Nanga Parbat en invierno

Txikon puede ser el primero en hollar el Nanga Parbat en invierno

bilbao - Con 30 grados centígrados bajo cero, solamente cuatro horas de sueño en el cuerpo para poder reponer fuerzas, porque los soplidos del viento no dan coartada en la tienda de campaña, y entre 20-25 kilos a cuestas, compartiendo cordada con los alpinistas locales Muhammad Ali, Sadpara, y Muhammad Kan, así como con el italiano Daniele Nordi, el vizcaino Alex Txikon (12-XII-1981, Lemoa), diez ochomiles en sus manos, proseguía la marcha de su gran aventura. Buscaba unir el Campo 3 (6.700 metros) y el Campo 4 (7.200) de un Nanga Parbat que se eleva hasta los 8.126 metros, su objeto de deseo, su cima, una de las catorce azoteas del planeta, la que nadie ha pisado a estas alturas del año, en invierno.

“Voy subiendo despacito y sin apretar demasiado, guardando energía”, describía Txikon, “llevamos mucho peso y eso nos está reventando”. Caminaba en modo diesel. Economía del esfuerzo. Gestionando las reservas. “¡A ver si el sol nos calienta ya!”, decía, sin poder proyectar lo que bien podría ser una sonrisa, porque los planes, no sin esfuerzo y riesgo, van resultando. La ascensión no cesaba. Después de 500 metros agotadores, intercalando piolets, crampones y hundimientos de bota en la nieve, de seis horas asfixiantes, el lemoarra y sus dos compañeros cumplían con los pronósticos: alcanzar el Campo 4 (a las 16.40 horas de ayer les restaban por delante 40 metros). Una equis más en el camino. No sin otro añadido de exigencia, porque, autosuficiente el cuarteto, sin colaboración externa, puristas, el trabajo llegaba al tener que instalar el campamento improvisado antes del ataque definitivo, esa jornada con la que lleva meses soñando y que guarda un hueco vacío por ocupar en la historia del alpinismo.

Sin tiempo que perder, la prioridad era recobrar energías. “Vamos bien de fuerza”, subrayaba el vizcaino, exponente mundial de la disciplina por su modus operandi. Trataba sobre esa gasolina imprescindible no solo para tocar la cumbre, sino también para el descenso, para regresar a una cota de seguridad. En ese momento, el cuarteto se hacía trío. Kan daba marcha atrás, según estaba previsto.

Txikon, Sadpara y Nordi, por tanto, son quienes, tal y como anticipaban, encararon el reto jamás logrado. La idea inicial era emprender el ataque definitivo para cubrir los más de 900 metros restantes hasta el punto más álgido del Nanga Parbat, la novena montaña más alta de la Tierra, la segunda con mayor alzado de Pakistán, sobre las 00.00 horas. “Pero tendrá que ser un poco más tarde; nos faltan horas para descansar”, lamentaba el vizcaino. De este modo, según las últimas informaciones emitidas por su equipo de comunicación, el replanteamiento fijaba el nacimiento de la escalada para las 02.00 horas aproximadamente. Partida con un recorrido por delante que implicaría alrededor de doce horas de exposición al cansancio y a cerca de -35 grados reales, porque la sensación térmica varía a menos en función del antojo de Eolo. Si bien, favorable al grupo rezaba el parte meteorológico, mostrando condiciones aptas, a pesar de las nubes y vientos de entre 20 y 25 kilómetros por hora.

Pasado el mediodía de hoy, Alex Txikon, Muhammad Ali y Daniele Nordi pueden haber conseguido lo que ninguna otra persona fue capaz desde el nacimiento de la humanidad: conquistar la virginidad del Nanga Parbat en estilo invernal.