bilbao. Nadie diría que Rafa Nadal estuvo siete meses parado y que acaba de volver de otra pausa de mes y medio. El tenista de Manacor logró ayer el Masters 1000 de Montreal en una final sin historia ante el ídolo local Milos Raonic, que no pudo con la presión de ser el primer canadiense en disputar el título del torneo canadiense desde 1958. De todas formas, daba igual porque ese era su tope: el partido de su vida, la final ante cualquiera le venía grandísima.

Nadal llegó a la final tras superar a Novak Djokovic en otro partido agónico que tuvo que resolverse en el tie break del tercer set y no estaba dispuesto a hacer ninguna concesión a Raonic. Con cuatro pelotas de ruptura aprovechadas con el 100% de efectividad le bastó al balear para liquidar el partido por un doble 6-2 en una hora y ocho minutos de juego.

Con una gran efectividad con su servicio, que le ha permitido ser muy agresivo y ahorrar esfuerzos en una superficie que hace sufrir a sus articulaciones, Rafa Nadal conquistó por tercera vez el torneo canadiense después de lograrlo antes en 2005 y 2008. Además, es su octavo título de la temporada y el segundo en cemento tras Indian Wells. Además, esta victoria supone el cuarto Masters 1000 de su cuenta anual (Indian Wells, Roma, Madrid y Montreal) y el vigésimo quinto en toda su carrera. Cuatro de los seis de este año llevan el nombre de un jugador admirable al que solo la hierba de Wimbledon ha podido frenar desde que regresó a las pistas. A partir de hoy, Cincinatti vuelve a reclamar a todos los mejores del mundo y a Rafa Nadal le puede llegar un cuarto de final ante Federer y una semifinal ante Murray. Pero el de Manacor todavía no ha perdido en pista dura este año.