bilbao. "Es una victoria emocionante, de las que a mí me gustan", masticaba Samuel Sánchez al descabalgarse del sillín. Al ovetense le ponen los episodios que tienen su dosis de épica, esos capítulos en los que se antoja una refriega contra la inclemencia de los pronósticos, donde la heroica cobra pronunciación. "He ganado, quizás, el día más difícil, porque se presumía una llegada al sprint, pero a todos nos ha sorprendido ese repecho a falta de dos kilómetros, y creo que la Conrería ha hecho mucho daño", desató de sus entrañas, con el orgullo de un servidor que dibujó a su antojo una cita concebida para velocistas. Samu apeló a su casta para saciar el hambre de Euskaltel-Euskadi, que ya luce su primera victoria de la temporada.

Se antojaba un desenlace masivo para la sexta etapa de la 92ª Volta a Catalunya, día de piernas revolucionadas, de masa en los gemelos. De hecho, el desarrollo de la jornada así invitaba a augurar. Las liebres en esta tesitura, los fugados, fueron una grupeta de franceses: Pineau, Cherel y Moncoutie, los valientes del día. Si bien, tras lo acaecido el miércoles, cuando tuvo que recortarse la etapa reina por la nieve, tras lo del jueves, cuando cinco equipos quedaron bloqueados en Port Ainé, ayer fue un accidente de tráfico el que obligó a adulterar la carrera, que se detuvo 38 minutos, lo que tardó en llegar el helicóptero que asistió a un Mosso d'Esquadra que chocó en moto contra un vehículo que circulaba en dirección contraria a la prueba.

La diferencia de los escapados se congeló y más tarde se respetó; el trío de galos se fue hasta los 3 minutos de ventaja máxima. Aunque, el pelotón, con un Caja Rural buscando la opción de Aitor Galdós en los metros finales, se conjuró para imponer el guión previsto. Los equipos armados con esprinters se pusieron a trabajar en la configuración de la etapa, estirando alfombra para velocistas.

No obstante, el alto de la Conrería, como precisó Samuel, anclado a 22 kilómetros de meta, fue un colador, una picadora. La estrategia se fue desbaratando para las formaciones interesadas en el sprint, se desarboló a medida que fueron perdiendo unidades, rendidas ante la exigencia impuesta por corredores de montaña, que disparaban su última bala. De este modo, los equipos no encontraron consenso, se desvaneció la voluntad de masificación.

Samu baila Nacieron así las ilusiones de sorpresa. Losada y Bardet propusieron la estirada, se dejaron impulsar por la ambición, pero no definieron con precisión el instante. Un cirujano en este sentido fue Samu Sánchez, el desafío del pelotón. Su ataque, a las puertas de Badalona, pataleando en una pendiente situada a apenas dos kilómetros de meta, fue de matarife. Levantó sus posaderas y armó resistencia vigoroso. El grupo, lanzado, no pudo darle caza. La maniobra se impuso y permitió al asturiano cobrar un margen de dos segundos para cruzar aislado la meta. Una diferencia que le aupó hasta el segundo peldaño del podio de la Volta, a falta de la etapa postrera de hoy, que discurrirá entre Badalona y el barrio barcelonés de Sarriá -anecdóticamente finalizará donde comenzó la primera edición de esta prueba en 1911- con 119, 8 kilómetros, y en la que serán complicadas las mudanzas en la clasificación.

El sorprendente líder Michael Albasini, por su parte, ganador de dos etapas el suizo de 31 años, pudo ayer enrocarse una vez más en su condición, suma cinco días en la coronilla de la tabla, y está a un paso de plasmar su nombre en la tercera carrera por etapas más antigua del mundo, tras el Tour y el Giro. Un día dulce para él, como para Samu, que buscaba "encontrar piernas" y dio con ellas mirando a su próxima cita del calendario, la Vuelta al País Vasco que arranca el 2 de abril.