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hABLA desde las entrañas del conocimiento, desde el estómago, con feroz sinceridad, y desnuda Sebastián Álvaro (Madrid, 1950) el Annapurna, el ochomil que sujeta hoy los sueños de Edurne Pasaban. "Es una montaña que no me gusta nada, es traicionera y peligrosa". Se revuelve, siente escalofríos, el creador del programa Al filo de lo imposible al pensar en la Diosa de las Cosechas y en sus oscuras estadísticas: "Con el tiempo se ha demostrado que bajo el punto de vista estadístico es probablemente el ochomil más peligroso de la Tierra junto al K2". Y se inquieta también Sebastián porque "que vaya ahora un montón de gente, aparte de que le quita encanto y le resta importancia al trabajo que se está realizando, hace aumentar el riesgo de la montaña. El que vaya tanta gente no me gusta nada, porque aumentan las posibilidades estadísticas de que pase algo y eso me da mucho miedo".
Resume Álvaro, filósofo del montañismo, las características del Annapurna: "Es una montaña que tiene unas características especiales fundamentalmente porque la cara norte, por donde está la ruta normal, es una pared que está sometida a bastantes desprendimientos y aludes. Hay un tramo de la ruta que es bastante peligroso y conviene ir rápido. La parte de arriba es bastante traicionera en el sentido de que si te pilla mal tiempo o cansado es una montaña peligrosa". Después, Sebastián disecciona el pico despiadado.
hasta el campo 2
"Es un tramo muy sencillo"
Entre el campo 1 (5.050 metros) y el campo 2 (5.500), ya en plena pared, la montaña va ganando verticalidad y es necesario instalar cuerdas que permitan a los escaladores ganar el terreno con mayor facilidad, ya que éste va a ser un paso muy usado en sus idas y venidas para ir instalando campos y completando el proceso de aclimatación. "Hasta el campo 2 es muy sencillo, no tiene ninguna dificultad técnica y no tiene mayor problema", refrenda Sebastián Álvaro.
hasta el campo 3
"Es la zona clave de la montaña"
"Es a partir de ahora cuando vienen las dificultades. Entre el campo 2 y 4 es la parte más peligrosa y técnica de la montaña", avisa el ex director de Al filo de lo imposible. De hecho, uno de los puntos fundamentales de esta cima se encuentra en la ruta del campo 2 (5.500 metros) al 3 (6.500). Es la zona más crítica del Annapurna. Es muy compleja, pero sobre todo muy peligrosa debido al alto riesgo de caída de seracs. "Además de la inseguridad por las avalanchas, es la parte en la que tenemos que colocar las cuerdas fijas. Es una zona más técnica de hielo y es la zona clave de la montaña", confirma Álvaro. Se trata de un enorme espolón de roca y hielo con un gigantesco serac colgante en su parte superior de 800 metros de desnivel y con un gran cono de avalanchas en medio. Es obligatorio pasar por el cono para ir negociando con el espolón y, por lo tanto, los escaladores intentan subir lo más rápido que pueden para estar expuestos el menor tiempo posible. Esto hace que aclimatar en el mismo Annapurna multiplique el riesgo, ya que como poco hay que ascender y descender este tramo dos veces para conseguir una mínima adaptación para atacar la cumbre. Es lo que hará la expedición que lidera la tolosarra.
hasta el campo 4
"Hay un serac muy complicado"
Hasta llegar al campo 4, el Annapurna desafía con otro brutal serac colgante, que cambia de condiciones de un año para otro. "El campo base se coloca lo más arriba posible, entre 7.100 y 7.300 metros viene a estar, depende de cómo esté la ruta. Se suele colocar el campo encima de un serac, que no todos los años está igual porque al ser una zona de avalanchas se complica la cosa y hay que ir a buscarse la vida", desgrana Sebastián.
hasta la cima
"Se acaban las dificultades"
"Por encima del campo 4 se han acabado las dificultades y lo único que queda es esperar un buen día para hacer cumbre", afirma Álvaro. El Annapurna se toma un descanso y su cara cruel se oculta bajo la similitud de los montes del Himalaya. Pero "en ningún caso hay que bajar la guardia", advierte el creador de Al filo... "Las dificultades vienen más por que el día de cumbre no sea bueno, sea un día frío, venteado o que estés cansado y agotado y llegues con las fuerzas muy justas", concluye Sebastián.