HACE unos días estuve conversando con dos amigos míos, con quienes me encuentro con alguna frecuencia. Uno de ellos, al que le llevo más de treinta años de diferencia, me dijo de pronto: “No es posible que sigamos así. No es posible que, como tú mismo dices, avalemos, salvo reiterada elección, el PRI Vasco con el PNV siempre ganando, siempre en el poder, salvo aquel año en el que los jueces no permitieron que se presentara Herri Batasuna a las elecciones y pudieron conformar, en Euskadi, un gobierno del PSOE con el apoyo del Partido Popular”.

Recuerdo que en aquella ocasión escribí un artículo largo en el que defendía la posibilidad de que fuera una legislatura con dos lehendakaris rotativos: un lehendakari del Partido Socialista y otro lehendakari del Partido Nacionalista Vasco. La idea no cuajó, pero mi interlocutor, nacionalista como yo, aunque él más radical me decía que hasta cuándo vamos a tener a Herri Batasuna en el limbo de los injustos sin que podamos permitir que gobierne él también puesto que, no olvides me decía mi amigo, que es el segundo partido más votado en Euskadi, como se corroboró en las elecciones del 28 de mayo pasado, y sin embargo erre que erre, estamos formando gobiernos del PNV con el PSOE.

Repliqué a mi amigo que, al menos en Gipuzkoa, ya habíamos tenido la experiencia de un diputado general de EH Bildu, de un alcalde de San Sebastián de EH Bildu a quienes no se les volvió a votar con suficiente fuerza para que encabezaran el ayuntamiento de Donostia. El otro amigo, con sus más de setenta años, añadió que no se les ha vuelto a elegir sencillamente porque no lo hicieron bien cuando estuvieron en el poder. Pero, añadió, que todos tienen derecho a una segunda oportunidad, más aún cuando, como es el caso, obtienen un número importante de votos y podrían formar un gobierno por ejemplo con el PNV. Así tendríamos un gobierno nacionalista y además que correspondería mejor, sostenía, a la sociología electoral de la sociedad vasca. Sin la menor de las dudas, la de Gipuzkoa y Bizkaia y probablemente también la de Álava. Me vio escéptico y de alguna manera como intentando hacerme salir de la situación actual.

Euskadi hoy

En Euskadi, percibo un cansancio, una calma chicha, de más de lo mismo, de cierto hastío por la continuada hegemonía del PNV, que solamente perdió una sola vez la Lehendakaritza, desde la transición: cuando los jueces impidieron que se pudiera votar a EH Bildu.

No estoy dentro del PNV, aunque le doy mi voto, y tampoco sigo la situación política como lo hacía hace años. Mi actitud es la de quien considera muy importante en la vida la dimensión política. Pero, ya con los años vivo un claro distanciamiento, no exento de cierta culpabilidad. Lo que me lleva a volver a interesarme en lo político.

Así, escribí un artículo a los dos días de las elecciones del 28 de mayo, señalando que, en general, han perdido los partidos que estaban gobernando. En Euskadi el PNV ha perdido más de 86.000 votos, y en España, el descalabro del PSOE y de Podemos, es histórico. Pero el PNV fue la formación más votada en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV). El gran vencedor, EH Bildu, que ha sumado cerca de 17.000 votos más que en los anteriores comicios municipales y forales, bien por debajo de los que se han dejado los peneuvistas. Luego no hay vasos comunicantes entre los nacionalistas vascos. Hay que hilar más fino.

EH Bildu tiene un suelo bastante firme, formando un colectivo más homogéneo que plural, compacto, politizado, muy politizado, un colectivo muy de izquierdas y, además, entre sus votantes hay mucha juventud. Es el partido con la mayor proporción de jóvenes de Euskadi. En su contra tiene el recuerdo de su apoyo a ETA en la población adulta vasca. Con el paso de los años, el envejecimiento de la población y el incremento de la población joven, puede mirar al futuro con optimismo, a medida que la gente vaya olvidándose de ETA.

Recuerdo cómo un día en Deusto me topé con Xabier Arzalluz y, tras una pregunta mía de con quién gobernar, me contestó que “con quién más réditos saquemos para Euskadi” (cito de memoria). Somos vascos, que en la CAV somos en número menos que medio Madrid capital. No nos conviene estar enfrentados a los más poderosos, sino manteniendo nuestra idiosincrasia, afianzándola lo más posible, participar con nuestro peso, más allá del meramente demográfico, en el comercio de los pueblos, de entrada, con los que nos son más próximos. Por eso me parece imprescindible crear lobbies, como el reciente del eje Atlántico con Cantabria, Asturias y Galicia.

Las difíciles relaciones de los Herrialdes de Euskal Herria

No puedo ni quiero no mentar la importancia de nuestra relación con Navarra e Iparralde, relaciones no fáciles como señalaré inmediatamente. Pero, antes quiero decir, que no haber logrado la alcaldía de Iruña, me desazona. Y que no tengamos más relación con Iparralde, por ejemplo, entre las universidades, me desazona aún más.

Ciertamente las relaciones de la CAV con Navarra y con Iparralde no son fáciles. Sé, por experiencia personal en mis estudios, la complejidad de llevar a cabo investigaciones conjuntas de los siete (o seis) herrialdes vascos. Las investigaciones de la CAV y Navarra han sido financiadas con los recursos que conseguía la Universidad de Deusto. Pero teníamos el problema de cómo titular la investigación. El año 1992 tuve la “imprudencia” de titular el trabajo colectivo que yo dirigí, con trabajo de campo en la CAV y Navarra “¿Son los vascos diferentes?: Euskalerria en la Encuesta Europea de Valores”. Me lo echaron en cara. En efecto, cuando cuatro años después pretendí replicar el estudio, me obligaron a cambiar el titulo por este otro: “Los valores en la Comunidad Autónoma del País Vasco y Navarra. Su evolución en los años 1990-1995”. Y el trabajo de 1992, salió con este titular: “Los vascos y navarros ante el nuevo milenio. Tercera aplicación de la Encuesta Europea de valores (1990, 1995, 1999”. Había que hilar fino.

Para la investigación con trabajo de campo en Iparralde, me entrevisté en la Subprefectura de Baiona con una persona cuyo nombre y rango lo tengo olvidado. Pretendía que nos ayudaran económicamente, pero no logré nada. Al final se realizó la investigación, gracias a un contacto personal con un reputado sociólogo de la universidad de Burdeos, que llevo a cabo el trabajo de campo en Iparralde y nos ofreció los resultados a Deusto.

Por otra parte, algunos datos actuales y futuros son favorables a EH Bildu. ETA queda cada vez más lejos y la actitud de Batasuna (en sus diferentes denominaciones) ya no es la que fue. Los lideres de EH Bildu, en declaraciones se han moderado mucho. Los que hemos visto su nacimiento y conocido su trayectoria hasta el final de ETA no podemos dejar de verlo, pero escapa a los más jóvenes.

EH Bildu presentó en sus listas a antiguos miembros de ETA, claro que con las penas cumplidas. A los que tenían delitos de sangre, los responsables de EH Bildu les pidieron que, en caso de ser elegidos, renunciaran. Y esto no ha sido noticia en la CAV, con la excepción del discurso del PP. Pero sí en las elecciones en España. En Euskadi se ha entendido – y yo entre ellos– que, una vez cumplida su pena, eran ciudadanos con todos sus derechos, pero es difícilmente aceptable presentarse en una lista electoral, más aún, en determinadas localidades donde había víctimas de ETA. Y esto también ha jugado a favor de EH Bildu.

Cuestiones a investigar

Parece ser, según me dicen familiares y amigos, que hay más gente que tiene vergüenza de expresar que vota al PNV mientras que no la hay, o la hay menos, a decir que votan a EH Bildu. Si este dato se confirma (y hay datos indirectos que se pueden consultar) es un tema que exige reflexión profunda. Ciertamente entre los más jóvenes (entre los que tengan 50 años y menos) el PNV puede ser visto como viejuno, como de tiempos ya pasados, mientras que EH Bildu sería visto un partido actual (aunque tiene sesenta años) y de futuro con gente joven.

En Euskadi no hay extrema derecha a diferencia de España y Europa. Es un dato muy positivo y que también exige reflexión.

La conflictividad laboral en Euskadi es muy elevada. Según Cebek, es el escenario del 54% de todas las huelgas de España. Sin embargo, los empresarios vizcainos niegan que Euskadi sea un “país precario” y constatan que es donde los trabajadores cuentan con “los mejores salarios y condiciones laborales” y las instituciones públicas destinan el 76% de sus recursos a políticas sociales con el consenso de toda la sociedad vasca. Datos a profundizar y cotejar con los que puedan ofrecer las centrales sindicales. Pero aquí estamos en un punto capital para proyectar el futuro de la sociedad vasca.

A tenor del Sociómetro de febrero de 2023 constatamos unos datos que reproducimos brevemente: el PNV destaca por su gran presencia en Bizkaia y EH Bildu en Gipuzkoa; el PNV tiene más adeptos en las capitales y menos en las pequeñas localidades, justo al contrario de EH Bildu, que tiene su mayor peso en las pequeñas localidades; el PNV tiene más mujeres que hombres, justo lo contrario que en EH Bildu; a medida que avanzamos en edad, encontramos más simpatizantes del PNV, siendo simétricamente lo contrario en EH Bildu; el PNV tiene más simpatizantes con estudios universitarios que EH Bildu; el PNV tiene más jubilados y EH Bildu más estudiantes; en fin, los simpatizantes del PNV se sitúan en la clase media y después en la alta, mientras que los de EH Bildu, se posicionan también en la clase media pero en segundo lugar en la clase baja.

Estos datos, y otros, exigen una investigación en profundidad, más allá de algunos datos en los que la edad es la variable preferente que explica, al menos parcialmente, los datos arriba expuestos. De ahí que últimamente me ronda en la cabeza una idea: la conveniencia de organizar, por el PNV, una gran reflexión, básicamente, entre sus afiliados y simpatizantes sobre los grandes retos del futuro para un pueblo tan pequeño en número y dividido en 7 (o 6) herrialdes, y sin la suficiente relación entre ellos; y en ese conjunto, analizar cuál y cómo ha de ser la misión del PNV.

Yo tengo ya 81 años, ya poco puedo aportar y sí mucho estorbar. Necesitamos gente joven, bien formada y que sepa conjugar la razón y el corazón.

El resultado del 23 de julio, lo veo como un test, una fotografía socio-política del momento. El próximo envite, las elecciones autonómicas, dentro de menos de un año, serán mucho más importantes para el pueblo vasco. Y, sospecho que todavía más las siguientes, con un EH Bildu, ya sin la mochila de ETA para gran parte de la población vasca.

Terminando

Euskal Herria, el pueblo de los vascos, si no lo dejamos diluirse en el magma arrollador de los estados, habrá de avenirse a mantener la mejor relación posible con ellos. Por otra parte, hay que acrecentar los lazos con los vascos que residen a lo largo y ancho del planeta, especialmente en América Latina. Euskal Herria no debe ser solamente el pueblo de los vascos sino su casa común, con las singularidades que la historia ha generado dentro y fuera del territorio de Euskal Herria en Europa.

Catedrático Emérito de Sociología. Universidad de Deusto