EL 31 de julio de 1895, hace pues 127 muy largos años, Sabino Arana fundó EAJ- PNV para lograr la independencia de Euskadi, la Burujabetza del Zazpiak Bat. Defendió las inquietudes de aquellos vascos que vieron cómo su cultura y lengua, su voluntad de seguir siendo colectivo vasco consciente se ninguneaba. El nacionalismo vasco promulgado por Sabino Arana de la mano de EAJ-PNV nació en una época de bruscos cambios y crisis que resultan fundamentales para su comprensión. No se puso de perfil, se comprometió, fue innovador para su época, generó tensión positiva en muchas conciencias, acuñó para el devenir de la historia un mensaje clave, sueño compartido: “Euskadi es la Patria de los vascos”. De su mano nos vinieron también la ikurriña y el himno vasco. Planteó retos que los vascos necesitaban para afrontar el nuevo siglo oponiéndose a las posiciones de dominio de instituciones centralistas políticas, sociales, culturales e intelectuales.

127 años siendo, gracias a EAJ-PNV

Hoy 127 años más tarde del nacimiento de EAJ-PNV, y gracias a ello, aspiro y creo en una Euskadi en la que los diferentes sentimientos de pertenencia convivan compartiendo proyecto de país, futuro construido entre todos. Aspiro y creo en una Euskadi en la que la voluntad democrática de sus ciudadanos sea la base de la mutua convivencia y en la que los acuerdos amplios entre diferentes sirvan para hacer frente a los retos del futuro. Creo en la negociación, en el no impedir y en el no imponer, en el derecho a decidir y a su concreción pactada, en la convivencia y en la bilateralidad real, respetuosa, mutuamente acordada y amable entre Euskadi y España.

Creo en un proyecto de futuro, líder, que trabaja y gana trabajando entre todos codo a codo, día a día. Proyecto en el que los vascos aspiramos a ser lo que deseamos y que por ahora no lo hemos conseguido del todo. Euskadi como objetivo, autoexigencia moral e imaginación creadora, lugar de contradicciones y de discrepancias, apuesta abierta de interrelación e interdependencia. Euskadi vía vasca al futuro que alumbra y se hace realidad, causa por la que merece la pena luchar y en la que afortunadamente existen razonables expectativas de ganar el devenir, y ello porque disponemos de la capacidad creadora necesaria para acometer un proyecto nacional y social, justo y solidario que exige energía, innovación creadora, fe en nosotros e inteligencia. Fe no es creer lo que vemos, es hacer realidad por lo que apostamos.

Seguiremos empeñados, haremos de la constancia nuestra clave de bóveda política, no solamente porque continuemos acertando en el proyecto y las soluciones, sino por continuar anticipándonos al futuro. Convencido de ver el día en que los vascos del “Zazpiak bat” decidamos más intensamente nuestro futuro en la UE y el concierto internacional. Los vascos seguiremos siendo, cada vez más impulso, dueños voluntarios de nuestro futuro solidario y lo haremos en fraternidad con otros pueblos, naciones y estados. Seguiremos acertando en el cómo. Se continuará avanzando a partir de la libre decisión respetando las reglas de juego.

Tenazmente tenderemos y estrecharemos manos. Euskadi, la nación vasca, la seguiremos construyendo con el trabajo de todos cada día haciéndola más y mejor uniendo voluntades e integrando todas las voces en torno a un proyecto común.

Continuaremos atendiendo a todas las víctimas de todas las violencias que ha habido en esta Euskadi nuestra. Seguiremos exigiendo que se acepte con naturalidad que el nacionalismo vasco responde a la voluntad de amplias capas de la sociedad vasca, y así, abordar con naturalidad las percepciones y voluntades diferentes, todas legítimas y democráticas, que contemplen cuestiones tan enredadas históricamente entre lo vasco y España, y sus derivadas en cuanto a los diferentes grados de dispares conciencias nacionales.

Seguirán apareciendo en toda su dimensión los problemas inherentes a la sociedad que nos ha tocado vivir: paro, vivienda, inmigración, sanidad, educación, baja natalidad, innovación, tecnologías, juventud, tercera edad, ocio, infraestructuras, movilidad, medio ambiente, Europa y un largo etc. Seguiremos perseverando y trabajando en ello buscando el triunfo de la política como instrumento en la resolución de discrepancias. Seguiremos reformando lo que haya que reformar si la sociedad vasca así lo demanda. Continuaremos buscando nuevos espacios de encuentro.

Persistiremos e insistiremos apostando, si, respetando la palabra y la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca, negociando y pactando, en primer lugar aquí entre, y con el estado después, y así, nada se impondrá en Euskadi pero tampoco nada se impedirá ni vetará en Madrid. Seguiremos actuando con pragmatismo sin confundir principios con coyuntura, caminaremos con paso de buey que bordea la montaña camino de la cima. Continuaremos avanzando y mejorando solidariamente la nación vasca, en paz, sin violencia, con normalidad y altura de miras donde lo máximo no se convertirá en enemigo de lo bueno, ni lo óptimo de lo posible.

Quiero demasiado a Euskadi, lo suelo repetir, como para pretender que lo construyamos los unos frente a otros. Seguiré confiando en Euskadi, en sus mujeres y hombres, en su espíritu emprendedor, en nuestra identidad como vascos, en la valía de nuestras gentes, en el derecho que tenemos a decidir y en nuestra capacidad inteligente de integrar y negociar. Continuaré creyendo en un pacto de tú a tú desde la libertad, corazón caliente, mirada larga, paso seguro y cabeza fría, inteligencia y audacia responsable. Sigo apostando por una identidad abierta para con los que nos vienen de fuera, por una identidad movilizadora para con los retos económicos de innovación y conocimiento, por una identidad solidaria para seguir dando oportunidades a los que la vida más ha golpeado.

Si Sabino viviera hoy y aquí, seguramente, reflexionaría y se preguntaría cuáles son los retos, problemas y dificultades a hacer frente por parte de Euskadi y de los vascos en general, y lo haría con planteamientos, fórmulas e ideas que hoy se mueven y circulan por el mundo. Escudriñaría las coordenadas históricas por las cuales habría que pasear a pecho descubierto y en igualdad de condiciones por los raíles de la historia interdependiente y común. Reflexionaría concienzudamente sobre conceptos como in(ter)dependencia, (con)federal, (co)soberanía, (co)decisión, bilateralidad y autogobierno vasco en una Europa compleja, unida y diversa. Quizás le daría un par de vueltas a eso de las “identidades compartidas y/o múltiples”. Miraría con orgullo contenido la transcendental misión histórica llevada a cabo por el Partido que él creó y organizó hace más de un siglo. Vería con emoción a un “Zazpiak Bat” más “Bat” que nunca, un EAJ-PNV en el timón de mando de las principales instituciones en la CAV, Eusko Jaurlaritza, Parlamento Vasco y también presente en la Mancomunidad Vasca de Iparralde y socio de gobierno en la Nafarroa de sus amores. Muy presente en Madrid.

Vería una cultura vasca pujante y moderna, compartida y respetada traspasando fronteras y generaciones, observaría, mejor dicho, escucharía, un euskara batua, felizmente unificado, que lejos de estar agonizando y o muriendo ante la Historia, ha resistido venciendo a todos los avatares históricos y represivos, obstáculos, cambios tecnológicos, redes sociales y globalizaciones por doquier y que está vivo en todas las franjas de edad, en los jóvenes especialmente, con nuevos retos a superar. Un euskera presente en los medios escritos, en la radio y en la EITB. Un euskera en el que se podía estudiar todas las carreras universitarias. Supongo que la emoción lo embargaría al enterarse de la existencia de una policía vasca llamada Ertzantza, de un sistema Educativo Vasco y de Osakidetza etc. Vería ondear la ikurriña, diseñada por él mismo y su hermano Luis, como símbolo nacional vasco de unión, convivencia, respeto, resistencia, reivindicación y libertad como la hizo ondear por primera hace 128 años vez su coetáneo Ciriaco Iturri el miembro más veterano del “Euzkeldun Batzokija”. No daría crédito al enterarse de las docenas y docenas de “Euskal Etxeas” repartidas a lo largo y ancho del mundo.

127 años más tarde del nacimiento de EAJ-PNV aquella su voluntad política se sigue revalidando hoy en la defensa y afirmación de una personalidad colectiva, de una Euskadi definida en su voluntad de querer ser. 127 años SIENDO, gracias a EAJ-PNV. Gora! Suerte pues. Sea.