UROPA nos interesa. Es nuestro horizonte. Europa son las elecciones alemanas y también el debate sobre un ejército europeo. Y también lo que se dice. A mediados de septiembre el Papa Francisco viajó a Hungría y Eslovaquia. Al volver en avión habló con los periodistas de su experiencia viajera y de Europa. "La Europa del futuro tiene que prender los sueños de los padres fundadores de la Unión Europea. La UE no es una reunión para hacer cosas, hay un espíritu en la base de la Unión, un espíritu con el que soñaron De Gasperi y Schumann, hay que volver ahí. No puede ser solo una oficina de gestión", les dijo a sus acompañantes.

De Gasperi y Schumann, dos personalidades católicas con las que estuvieron codo a codo los dirigentes del EAJ/PNV en los albores de la puesta en marcha de aquella ilusión mientras los antecesores de la izquierda abertzale miraban a Argelia, Cuba, Nicaragua y a todas las revoluciones mundiales. Hoy no lo reconocen y te dan lecciones europeas, pero para ellos solo era un supermercado.

En 1977, el PNV salió de la clandestinidad. Previamente trabajó en cuatro ponencias: organización, cultura, economía y política. El borrador de la ponencia política lo redactó Xabier Arzalluz, que había vivido en Alemania y visto en Berlín un muro divisor. El socialismo real no quería que sus habitantes eligieran otro lugar para vivir y le pusieron un muro a su cárcel. Recogía asimismo el impulso del pasado del PNV. Ajuriaguerra, Irujo, Jáuregui, Leizaola y Lasarte le habían hablado del Aberri Eguna de 1933, con el lema Euzkadi-Europa, la creación en 1947 en Chaud Fontaine (Bélgica) de los Nuevos Equipos Internacionales, antecedente inmediato de la democracia cristiana en el continente en su apuesta europea con criterio federal y subsidiario. Le hablaron de la presencia del lehendakari Aguirre y de Landaburu en La Haya cuando se creó el Movimiento Europeo y de cómo en la Delegación vasca de París se formó el Consejo Federal del Estado español de dicho Movimiento. Arzalluz sabía que aquella vía democristiana nacía como tercera vía, entre la derecha conservadora y un socialismo no totalitario con el prestigio de liderazgos de los que habían luchado y muerto contra el nazismo y el fascismo. El jefe de la resistencia francesa, tras el asesinato de Jean Moulin por los nazis, fue George Bidault, quien fuera luego presidente del Gobierno francés, personalidad frecuentada por el lehendakari. De hecho, la última visita que recibió en vida se la hicieron Uzturre y Arzalluz.

Uno de aquellos pioneros nombrado por el Papa hace quince días fue aquel trentino llamado Alcide de Gasperi, considerado como uno de los padres de Europa junto a Adenauer, Monnet, Schumann y Spack. Con todo ese mundo de experiencias, Arzalluz redactó aquella ponencia, que ha sido y es hoy una magnífica brújula para la actuación política. En aquel año mágico de 1977, saliendo de la clandestinidad y con una guía para planificar el futuro, ningún partido dio importancia a la idea de la construcción europea. El PNV en Iruñea, sí lo hizo. Repito, el único.

De Gasperi había nacido en Trento, que entonces formaba parte del imperio austrohúngaro y por esta razón inició su carrera política como diputado en el Parlamento austríaco en 1911. Esta experiencia le aportó una visión más global de la vida política y de Europa ya que, después de la Primera Guerra mundial, Trento fue anexionada a Italia. Elegido diputado de Trento en 1921, planta cara a Mussolini, quien lo encarcela por actividades antifascistas, de modo que cuando el fascismo se derrumbó, De Gasperi era la única figura importante que no estaba manchada y que podía ofrecer al pueblo italiano una alternativa ética.

El 3 de abril de 1981, junto a Xabier Arzalluz y Gorka Agirre, estuve en Roma en la celebración del centenario del nacimiento de Alcide de Gasperi. Fue toda una experiencia. Y no solo por la visita a Juan Pablo II en el Vaticano, sino por todo el debate europeo de aquellas jornadas en las que el presidente del EBB brilló con luz propia y fue reconocido por ello.

En el viaje de vuelta decidimos la edición de un sencillo libro para que constaran aquellos debates y no se olvidara un dato del que nos sentíamos orgullosos y que pusimos en Roma encima de la mesa. Fue nuestra presencia como partido cuando la Democracia Cristiana Italiana, tras la Guerra Mundial y bajo el liderazgo de Alcide de Gasperi, salió a la cancha pública tras 20 años de persecución por parte del fascismo.

Fue en 1946 y en aquel congreso de salida solo estuvimos nosotros. Las relaciones con Maritain y Dom Sturzo, nuestra vieja lucha, y el entramado de relaciones nos otorgó aquel privilegio. En la fotografía que acompaña a este artículo aparecen los tres delegados. Landaburu, en la mesa al lado de la Sra. De Gasperi; Teodoro Aguirre (hermano del lehendakari) y Pepe Eizaguirre, tolosarra, exdiputado y exmiembro del Tribunal de Garantías Constitucionales. Si una imagen vale por mil palabras, ahí está el PNV en los albores de la Unión Europea, codeándose con sus promotores y marcando su impronta.

Y no fue fácil. De Gasperi era primer ministro de Italia en 1946 y en ese congreso de la Democracia Cristiana italiana uno de los temas importantes del orden del día fue decidir si apostar por la República o por la Monarquía. Unos veían con interés la figura de Humberto, hijo del rey Víctor Manuel, que había colaborado con Mussolini; pero a pesar de los argumentos para mantener la monarquía en Italia, en aquel congreso se decidió que la Democracia Cristiana votaría en el referéndum en favor de la República. Y salió la República. Lo que en España no se hizo, en Italia los mandaron al exilio con prohibición de pisar el país.

La embajada franquista maniobró para que los vascos no estuvieran en dicho congreso pero fue el propio primer ministro quien dijo: "Entre unos y otros, me quedo con los vascos".

Contaba Landaburu: "En tres ocasiones tuvimos el honor de conversar con De Gasperi. Desde el primer momento lo hizo con la intimidad y la confianza de los viejos amigos. Él ha conocido también las persecuciones (cuatro años de cárcel) y las miserias de una dictadura de veinte años. Y en un tono fraternal nos decía: "¡Qué bella es la libertad cuando se ha vivido en la opresión!". "El problema de la reconstrucción patria es más que un problema de la reconstrucción de edificios, puentes o carreteras, es un problema de reconstrucción moral y es un problema de construcción de la nueva clase dirigente".

Otro de los asuntos fue la base doctrinal. Del personalismo, del humanismo de inspiración cristiana. "No es necesario y quizás preferible que el calificativo de cristiano aparezca en el rótulo, con tal de que sea el inspirador". Se recordaron un par de frases de Maritain. "Trabaja en pro de la democracia libre y personalista y, el cristianismo se te dará por añadidura". Y esta otra. "La democracia es la cara profana del ideal cristiano". Se notó que el término cristiano era más amplio que el de católico y que el término "de inspiración cristiana" lo es aún más, pues engloba a creyentes y no creyentes siempre que se inspiren en la moral cristiana. El personalismo es aún más amplio, pues puede ser defendido por gentes que aceptan una simple moral humana, sin intervención de lo sobrenatural. Fue lo que se aprobó en la Asamblea de Iruñea en 1977, dejando de ser el EAJ/PNV un partido confesional. El lema JEL encierra muchas cosas. Y somos jelkides. A muchísima honra.

De aquel congreso salió la matriz de la política italiana y europea para los siguientes treinta años. Y lo repito y repito y repito. El EAJ/PNV estuvo ahí. Y es que lo europeo está en nuestro ADN de partido. Con De Gasperi, Adenauer, Schumann y Monnet. ¿Qué organización política puede presentar semejante historial? Pues eso.* Parlamentario de EAJ/PNV 1985-2015