AY quien espera que el comportamiento del Gobierno de Pedro Sánchez sea acorde a la dignidad que siempre ha caracterizado al PSOE y, culminada la aprobación de las cuentas, estas sirvan para que los ciudadanos vivamos mejor y más saludablemente, pero no para que se destape una olla llena de agua hirviendo, que previamente hayan recalentado los nuevos socios del PSOE, al menos los socios que han acudido empeñados en cultivar sus únicos intereses y no los de la ciudadanía en general.

Todo hace presagiar que va a ser eso lo que suceda después de que el nuevo advenedizo Otegi haya anunciado que será bueno, posteriormente, hacer un referéndum para que se defina la relación que ha de tener el País Vasco con España en el futuro. Todo anuncia que los advenedizos -ERC y EH Bildu-, van vestidos con prendas de camuflaje porque, si no fuera así, sus líderes deberían ser más valientes y anunciar claramente que a ellos no se les ha perdido nada en el gobierno de España, que los ciudadanos y ciudadanas españoles les importan muy poco y que harán todo lo posible para conquistar los gobiernos de Euskadi y Cataluña para, desde ellos, desestabilizar al gobierno del Estado con el fin de que caiga en manos de Pablo Iglesias.

Todo ha sido pergeñado con esas intenciones, difíciles de culminar, pero en todo caso perseguibles. El trío se las trae. Quizás sea por responsabilidad exclusivamente mía, pero no alcanzo a atisbar en qué van a coincidir Iglesias, Otegi y Rufián salvo en su afán desestabilizador. En todo caso, ¿estaría dispuesto el líder de Podemos en independizar a Cataluña y a Euskadi sólo porque un referéndum lo facilitara? Quizás debería ser esa la primera duda que Pablo Iglesias debería resolver para ver si sus apoyos seguían siendo los mismos en el conjunto del Estado.

Sin embargo, todo esto constituye el preámbulo de lo que puede ocurrir. Ni el más iluso es capaz de aceptar que, de pronto, a los nacionalistas e independentistas, de Bildu o de ERC les haya asaltado el virus de la gobernabilidad de España. Malamente se puede entender que ese virus le haya afectado a Podemos, pero es evidente que el independentismo vasco-catalán ha encontrado el momento apropiado para convertir el mapa de España en un mosaico, en buena medida favorecidos por el escaso nivel ético y el libertino rigor que aqueja a la gran mayoría de los líderes de los partidos. Por si fuera poco, el hemiciclo está constituido actualmente por demasiados grupos (nunca hubo tantos), algunos de ellos surgidos a partir de reivindicaciones que afectan a lugares poco relevantes en la realidad española. Por ejemplo, resulta esclarecedor que ERC sea el cuarto partido en el orden del número de diputados en el Congreso cuando solo recibe votos (en su inmensa mayoría) de los habitantes de cuatro de las cincuenta y pico provincias del Estado.

Y bien, los tiempos nos han traído a esta realidad, ahora que la política está en manos de líderes muy atrevidos que quieren más durar que perdurar, prefieren estar cuanto más tiempo en el presente que dejar huella en el futuro. No tengo ninguna duda de que estamos en el preámbulo de algo, o de un afianzamiento del PSOE y Pedro Sánchez justamente después de la aprobación de los presupuestos o, incluso, de un periodo difícil de debate político partidista que termine en tiempo de inestabilidad y desemboque en unas nuevas elecciones anticipadas, solo evitables si Podemos remite en sus desmesuradas exigencias. En este caso, el fin quizás justifica los medios, de modo que la consecución de un presupuesto después de tanto desierto presupuestario ha respondido, en alguna medida, a estrategias mezquinas de las derechas: del PP tozudo y de Vox, atrincherada en su propia intransigencia y en su nula voluntad constructiva.

Resulta difícil de admitir el comportamiento de Podemos, mucho más obsesionado por blanquear a EH Bildu, o con legitimar cualquiera de las quimeras que han venido generándose en Cataluña, que en aceptar la unicidad del gobierno español. Nada, como he dicho antes, se hace gratuitamente, de tal modo que el blanqueo, según palabras del propio Otegi, parte de una actitud descalificadora del nacionalismo moderado del PNV. Pablo Iglesias no subraya en ninguna de sus intervenciones que es líder del partido minoritario dentro del gobierno de coalición del Estado. La necesaria "paz", imprescindible en un gobierno de coalición, se mantiene en el actual gracias a la cordura, la transigencia y el silencio que mantiene Pedro Sánchez. Por su parte, Pablo Iglesias no duda, siempre que puede, en encender mechas explosivas que le permitan hablar o posicionarse incluso en lo que no le corresponde. Me pregunto ahora si un vicepresidente perteneciente al PSOE se hubiera comportado con tan escaso respeto y con tanto atrevimiento como lo ha venido haciendo Pablo Iglesias con Pedro Sánchez. El descaro de Pablo Iglesias llegó al sumum cuando se permitió subrayar el "recorrido ético" de Bildu "frente a la inmoralidad permanente del PP por sus acuerdos con Vox". ¿Qué ha diferenciado a Sortu (una de las cuatro formaciones que integran EH Bildu) del franquismo en lo concerniente a sus actitudes ante los ciudadanos? Mataron, eso fue todo. Cuando el franquismo acabó su ignominia brutal, ETA aún mataba, de modo que los otegis de turno deben admitir que no han tenido unas actuaciones nada ejemplares y deben pedir perdón por ello. No es de recibo poner en el mismo lugar a Jon Iñarritu, que siempre aborreció la violencia etarra, y a Otegi, que no quiso abandonar ETA ni cuando sus excompañeros de ETA-pm abandonaron las armas y pidieron perdón por el daño causado.

No resulta extraño que el PNV, en este momento, reclame su derecho como defensor de la paz y de la convivencia de los vascos mientras ETA mataba y la izquierda abertzale aplaudía. Por su parte, la líder de Podemos, Pilar Garrido, no solo defendió su derecho, sino su "obligación" para plantear una alternativa al PNV tras cuarenta años en el poder. No paró ahí y, enarbolando una actitud propia de su grupo, tan dada al pillaje de votos ajenos, no dudó en plantear que se negocien los presupuestos vascos con el PSE -actualmente en Gobierno de coalición con el PNV- y "con el resto de las fuerzas de izquierdas". También aquí Podemos se comporta como una fuerza que sufre tal ansia de poder que se muestra dispuesta a todo, sin tener en cuenta la fragilidad de los tiempos que estamos viviendo ni las características que ha de tener la acción política cuando todo se convierte en provisional y solo es contundente y definitiva la crisis social y económica que nos sobresalta todas las mañanas.

La situación que estamos soportando exige la entrega de los políticos para atenuar los rigores y dar respuesta a las dudas que nos entristecen. Para eso son necesarios partidos políticos experimentados para los cuales sean más importantes la solución de los problemas que la conquista del poder. No es lo mismo gobernar que mandar. Para gobernar es necesaria la responsabilidad mientras que para mandar basta con el arrojo y el atrevimiento. Esto, más o menos, es lo que diferencia al PSOE de Podemos y deberá ser lo que distancia también a Pedro Sánchez de Pablo Iglesias. Ahora se trata de responder a la difícil situación a la que nos están condenando los dioses y el destino. Aunque es evidente la nula voluntad que asiste al PP de Casado para colaborar con la dificilísima acción del gobierno, resulta igualmente perjudicial la obstinación de Pablo Iglesias por recurrir a cualquier fórmula o estrategia que, lejos de sembrar la serenidad, esparce inestabilidad en los sillones del Congreso .

Dicen que en tiempo de tribulaciones no es bueno hacer mudanzas. Pues bien, el ínclito vicepresidente segundo del gobierno se ha desbordado en bondad. Por un lado, ha propuesto a Justicia que modifique sus leyes para que no haya delito de sedición si no es usan armas. Del mismo modo, Podemos plantea una reforma exprés, siempre inestable y apresurada, para renovar el Poder Judicial.

Lo dicho: Podemos se ha empeñado en cercenar la fama, el rigor y la historia del PSOE€ EH Bildu está empeñada en asaltar al Gobierno vasco, en expulsar de ese gobierno al PNV. Y no dudará en mostrar su rostro más benévolo con todos, sea cual sea su condición o ideología. ERC hará lo propio en Cataluña. Cuando los presupuestos sean aprobados, será el tiempo de la mesura y de la inteligencia. Los socialistas tenemos la obligación de ser fieles a nuestra historia y para ello no tenemos que ser peones ni criados de quienes, como Podemos, han llegado a la política y al gobierno para practicar lo que mejor saben, quizás lo único que saben: el oportunismo.

* josumontalban@blogspot.com