ME refiero al tristemente conocido caso de los jóvenes de Alsasua, a su recorrido hasta la actualidad, a la permanencia en prisión de tres de ellos durante más de año y medio, a las demenciales peticiones fiscales y los procedimientos desproporcionados hasta la locura.
Hay que empezar diciendo que esa historia no es lo que se dice de ella, ha recibido un trato perverso por parte de algunos medios. La brutal paliza de 40 contra dos con solo un tobillo roto como lesión (con parte de lesiones e informe forense) no se sostiene porque no fue así.
Si hubo un comportamiento sancionable de los acusados -no son mis héroes-, provocación y algo de violencia, solo quiero como ciudadano vasco y español (no lo he elegido) reclamar sanciones proporcionadas.
Qué otras cosas chocantes, excesivas por exigencias disparatadas y crueles ha habido:
- Detenciones con despliegues policiales inverosímiles de jóvenes que previamente se habían presentado en instancias judiciales y policiales y puestos en libertad a la espera de juicio.
- Un cierto pasotismo de jueces de Navarra, que tenían que haber asumido el tratamiento “profesional” del asunto en primera instancia y se inhibieron. La cosa pasó a la Audiencia Nacional, a la jueza Lamela. Hay que reconocer que más adelante la audiencia de Navarra se pronunció sobre el caso declarando que ”no era terrorismo”.
- Probable influencia de personas y organizaciones privadas (Covite) en la llegada del caso, como “terrorismo” a la Audiencia Nacional. A mi entender, incomprensible.
- La actuación del Tribunal Supremo de España, que teniendo que haber puesto las cosas en su sitio sigue considerando que el tema es terrorismo y corresponde a la Audiencia Nacional (Lean: La nada terrorista de Alsasua, Baltasar Garzón El País, 13-07-2017).
- Peticiones fiscales disparatadas de 62 y 50 años de cárcel para cada encausado, hasta un total de 375 años. Solicitudes muy escandalosas, incomprensibles si no es en el contexto, absolutamente antijurídico, de odio y venganza.
- Poco miedo al ridículo y al escándalo internacional, que afortunadamente suele provocar estas situaciones escandalosas en tribunales como el de Estrasburgo o similares con frecuentes protagonistas españoles.
El juicio es en abril, en la Audiencia Nacional, algunos estamos absolutamente aterrados. Habiendo sido miembro de la extinta Gesto por la paz, habiendo sacado la cara montones de veces a guardias civiles cuando eran asesinados, con las consecuencias de haber sido amenazado en la calle también montones de veces (“sé donde vives”), no puedo tolerar esta injusticia. A ver si se recupera la cordura.