VAYA por delante que gran parte de lo que ahora voy a explicar lo he obtenido de la ponencia y libro que ha escrito sobre este tema Pedro Luis Uriarte, padre del actual Concierto Económico y que invito a leer en su totalidad.
El artículo 41 del Estatuto de Gernika establece que el Concierto Económico es el sistema foral tradicional que regula las relaciones de orden tributario y financiero entre el País Vasco y el Estado. Sirve para reconocer competencias diferentes. De esta manera, los Territorios Históricos recaudan, inspeccionan y gestionan la totalidad de los impuestos.
El Concierto Económico nace el 28 de febrero de 1878 mediante un decreto del Estado. Tiene, por tanto, 139 años. Fue impuesto manu militari, con el País Vasco ocupado.
En 1876 se habían eliminado los fueros y el Estado impuso el Concierto en los Territorios Históricos de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba con un sentido recaudatorio y de uniformización. De hecho, el texto decía: “Establecida la unidad constitucional en la provincias vascongadas... faltaba que cuantas manifestaciones en los presupuestos del Estado, y cuantos gravámenes pesasen sobre la propiedad, la industria y comercio, afectasen de igual modo a los naturales de aquel país que al resto de los españoles”.
De lo comentado anteriormente podemos deducir que el primer Concierto Económico no es un invento de los vascos, sino del Estado y que tenía un objetivo de asimilación al Estado español y no de diferenciación como algunos se empeñan hoy en día en defender. Se trataba de que los tres territorios históricos pagaran parte de los gastos de Estado.
Lo establece vía Concierto por dos razones principalmente: la primera es que estaba vigente el convenio de Navarra desde 1841 y la segunda es que el Estado no tenía presencia en las “provincias vascongadas” y, por tanto, no tenía capacidad o estructura para recaudar los impuestos. Como consecuencia se estableció un cupo de unos dos millones de pesetas, calculado como un tanto alzado de la recaudación vasca estimada sobre la del Estado.
El nuevo Concierto: diferencias Con la llegada nuevamente de la democracia, el 1 de junio de 1981 se negocia y aprueba el nuevo Concierto. Se recoge en la Constitución, cuya Disposición Adicional Primera establece: “La Constitución ampara y respeta los derechos históricos delos Territorios Forales?”. Hay tres aspectos diferenciadores y muy importantes del nuevo Concierto con respecto al anterior: por un lado, que se aprueba mediante pacto, es decir, que no puede ser cambiado por las partes si no hay acuerdo. En segundo lugar, se crea un nuevo método de establecer el Cupo. Y, por último, a partir de 2002 tiene una vigencia indefinida.
No hay duda de que hablar de pacto supone un reconocimiento implícito de soberanía. Además, el Estado tiene menor presencia y control que en otras autonomías.
El Cupo es la cantidad que paga Euskadi por las cargas generales (competencias) no transferidas. En este sentido, se tienen en cuenta para su cálculo las competencias exclusivas del Estado (defensa, monarquía, asuntos exteriores?), competencias del País Vasco no transferidas todavía (prisiones, seguridad social, nuevos impuestos?), la financiación de la solidaridad entre comunidades para equilibrar la renta entre comunidades más ricas y pobres, las amortizaciones e intereses de la Deuda Pública estatal. Se establece en base a los gastos del Estado, en concreto, el 6,24% (porcentaje del PIB estimado de Euskadi sobre el del Estado en 1980) del gasto estatal.
Es importante resaltar que se fija sobre el gasto del Estado y no sobre la recaudación del País Vasco. Esto quiere decir que Euskadi asume el riesgo de recaudación. Si nuestra recaudación está por encima del porcentaje del 6,24%, es una situación beneficiosa para Euskadi, pero si nuestra recaudación está por debajo resultaría perjudicial toda vez que con menos impuestos recaudados deberíamos hacer frente al 6,24% de los gastos de Estado.
datos ciertos y falsedades Llegados a este punto cabe preguntarse si es mucho o poco lo que se paga y todo va a depender de con qué lo comparemos. Apunto algunos datos económicos:
La riqueza que genera Euskadi actualmente es el 6,1% del total del Producto Interior Bruto (PIB) del Estado, porcentaje inferior al que se paga por lo que, considerando esta referencia, estaríamos pagando más de lo que deberíamos. No obstante, a lo largo de la historia del Concierto, durante 16 años Euskadi se ha beneficiado y durante veinte ha sido perjudicada.
Atendiendo al dato de población, los vascos representamos el 4,68% del Estado. Pagamos, por tanto, un 33% más. Sin embargo, la renta per cápita de los vascos se encuentra muy por encima de la media del conjunto de España, ya que supone el 130,2% de la media de riqueza por individuo. Estaríamos pagando menos.
Respecto a la productividad, Euskadi tiene un mayor índice. La duda que se puede plantear es si por ello debemos pagar más o no, ya que parecería que se penaliza al que es más productivo.
En todo caso, actualmente se vienen escuchando cinco falsedades sobre el Concierto:
La primera es que los vascos no pagan al Estado. Desde 1981 hasta 2014, hemos pagado 23.000 millones de euros. En 2016, 957 millones de euros. Además, en los últimos años el Cupo no se ha liquidado. Euskadi pedía la devolución de 1.570 millones y, al final, va a ser de 1.400 millones de euros.
La segunda falsedad que el Concierto es un privilegio. Como hemos visto, no es tal; habría que hablar de singularidad.
La tercera es que el Concierto crea un paraíso fiscal en el País Vasco. La presión fiscal en Euskadi es más alta para las rentas más altas. En renta, cinco o seis puntos más altos que en Madrid; en patrimonio se paga el 1% en Euskadi, el 0% en Madrid. El impuesto de Sociedades en Euskadi se paga todavía hoy el 28%, mientras en quince comunidades es del 25%. ¿Ponemos un recurso a Europa?
Otro ejemplo sencillo: los herederos de la duquesa de Alba han pagado el impuesto de sucesiones en Madrid, por ser más barato; no en Sevilla ni en Euskadi. ¿Dónde está el paraíso fiscal? La presión fiscal media en el País Vasco es más alta que en España, pero sirve para mantener servicios como Osakidetza, muy por encima de los que presta Sanidad en el Estado español.
La cuarta falsedad es la afirmación de que se trata de un sistema oscurantista. Como se ha visto anteriormente, hay un sistema claro de cálculo.
Por último, se afirma que es un sistema no solidario. Euskadi sí es solidaria, ya que paga el 6,24% del fondo de solidaridad y la amortización e intereses de la deuda pública del Estado. En este punto caben dos reflexiones en el sentido de cuestionarse hasta cuándo se debe seguir siendo solidario con las comunidades más pobres o, mejor dicho, ¿por qué hay empeño en igualar la renta vía subvención cuando esas comunidades no hacen ningún esfuerzo por mejorar el nivel de empleo, ni su productividad, ni su capacitación para mejorar su renta? Europa ha estado muchos años dando miles de millones de euros en ayudas a España para regenerar zonas y regiones en declive o con bajo desarrollo económico, pero el gran maná se ha acabado. Ahora hay otros países que son destinatarios de las mismas. ¿Y qué han conseguido España y esas comunidades más pobres? No han mejorado su economía y siguen viviendo de la sopa boba. La única obligación que han tenido es gastar la ayuda. Y así el modelo se perpetúa en el tiempo. La ayuda debe servir para generar riqueza; si no, es tirar el dinero aunque a algunos políticos les sale a cuenta ya que mantienen un caladero de votos fieles que necesitan seguir cobrando la ayuda. Asimismon el Cupo recoge el pago de la deuda pública que el Estado emite para cubrir su diferencia entre ingresos y gastos. Sin embargo, si el Gobierno vasco emite deuda pública para cubrir su déficit, ésta debe ser pagada por los vascos.
El problema es otro El problema ha sido que en pleno debate sobre la financiación de las comunidades autónomas, el Gobierno de España ha dado el visto bueno al nuevo quinquenio del cupo vasco dejando apartado el sistema de financiación del resto. El problema de España no es el Concierto vasco, sino una falta de ingresos de recaudación. Siendo el PIB de España el 7,5% del PIB de la UE y siendo su quinta economía por tamaño, resulta que tiene una recaudación por impuestos (IVA, Sociedades e IRPF) muy bajos, que no se corresponden. El problema de las Comunidades Autónomas es que deben 213.000 millones de euros al Estado.
Catalunya, en 1980, no quiso el Concierto y el resto de comunidades no lo quieren. No quieren asumir el riesgo de recaudación y prefieren que el Estado les cubra el déficit o que les aumente la aportación, que es en lo que realmente andan pensando todos, salvo los independentistas catalanes que ahora ven la importancia de gestionar tu propio riesgo y tus propios impuestos. Pero ni dándoles más financiación a las Comunidades Autónomas van a solucionar su problema de fondo: ¡En todos estos años no han aprendido a pescar! Es mejor que otros se esfuercen en pescar para ellos.