EL desarrollo urbano a partir de la propiedad del suelo, que es el origen del fenómeno de los megaproyectos, fue conceptualizado hace unos treinta años por dos urbanistas estadounidenses, John Logan y Harvey Molotch, en su libro Urban fortunes: The political economy of place. En el libro, las ciudades son entendidas no como meros contenedores de la acción humana, al modo estructuralista de las décadas previas, sino como ejes de la acción social de las élites locales y los propietarios del suelo, que conforman lo que los autores denominan máquina de crecimiento (Growth machine). El enfoque de la máquina de crecimiento sugiere que la acción humana, especialmente la acción urbana de actores específicos, tiene poder causal cuando se trata de explicar la organización, forma, desarrollo y distribución de personas y empleos en la ciudad. Las fuerzas interpersonales del mercado no son suficientes para explicar estos mecanismos. Más bien, la acción social (incluidas las manipulaciones, la corrupción y en general los tratos guiados por el interés individual) constituye la fuerza explicativa crucial en los estudios urbanos.

Los estudios urbanos centrados en la renovación, la revitalización y la reurbanización, particularmente en Estados Unidos, muestran la gran influencia que el concepto de la máquina de crecimiento ha tenido desde los años 80 del pasado siglo. Naturalmente, las coaliciones de tipo máquina de crecimiento pueden encontrarse tanto dentro como fuera de Estados Unidos, y un elemento interesante acerca del modelo son sus variaciones y especificidades en distintos contextos geográficos y temporales. Por ejemplo, se ha visto en las dos últimas décadas que las coaliciones procrecimiento (versión de la máquina de crecimiento) de muchas ciudades tratan de alcanzar visibilidad global para atraer flujos de capital y personas, un aspecto ausente en las estrategias de crecimiento de una generación atrás.

La visibilidad global a veces se logra por medio de la organización de megaeventos como los Juegos Olímpicos y las ferias mundiales, eventos de corto plazo y perfil alto que aspiran a lograr un impacto significativo en el espacio urbano. Al estudiar megaeventos en conexión con coaliciones de crecimiento, parece razonable incluir no solamente a las máquinas de crecimiento y a los intereses empresariales, sino también a los actores y agencias estatales. Las coaliciones público-privadas en la máquina de crecimiento pueden representar una forma de estímulo urbano-nacional reposicionando las ciudades en la economía global. Los megaeventos (y los megaproyectos en general), como estrategias procrecimiento defendidas por las élites políticas y económicas, pueden ser menos importantes como acontecimientos económicos substantivos que como símbolos o catalizadores de mejoramiento económico y posible prosperidad.

Algunos problemas contemporáneos como los desafíos medioambientales urbanos han sido estudiados desde una perspectiva de máquina de crecimiento y enmarcados dentro del debate sobre la ciudad emprendedora. Las élites urbanas necesitan abordar hoy las estrategias de desarrollo económico local con políticas efectivas y herramientas para administrar expectativas y demandas medioambientales, además de impactos socioeconómicos. Obviamente, la competición interurbana y la presión ejercida en ocasiones por movimientos sociales y políticos generan debates necesarios acerca de la calidad de vida en las ciudades. Pero la creciente importancia de la preocupación ecológica es también un reflejo de fuerzas más amplias (nacionales y globales) que operan para cambiar la relación entre la naturaleza, el medio ambiente y el espacio urbano. Como resultado, hay evidencia de que adoptar y poner en práctica políticas ecológicas puede tener un impacto significativo en la regulación social de la gobernanza urbana (como alternativa a los enfoques neoliberales) y en la propia definición del concepto de máquina de crecimiento.

Así pues, los usos contemporáneos del concepto de la máquina de crecimiento están cada vez más relacionados con la geometría variable y las trayectorias específicas del impacto urbano de las fuerzas globales y la mediación de estados desarrollistas. De acuerdo con mi propio análisis, esta trayectorias consisten en: (1) Estrategias económicas y políticas desarrolladas a nivel regional para establecer flujos y conexiones transnacionales con la economía mundial (tales como las estrategias dirigidas por los Estados a la exportación). (2) Desarrollos locales para lidiar con cambios impulsados a nivel mundial (como la reestructuración industrial). (y 3) Ajustes estructurales y territoriales para posicionar a las ciudades en el contexto de las ciudades mundiales (como el desarrollo de megaproyectos).

Las coaliciones procrecimiento por lo general se identifican con los objetivos de los Estados desarrollistas, especialmente (aunque no exclusivamente) en economías emergentes. Las máquinas de crecimiento locales pueden ser presentadas como agentes de competitividad nacional o regional a nivel global, en un marco comparativo que provee a las élites y actores locales de modelos externos que pueden emular. Este contexto intensifica el empuje y objetivos de las políticas estatales o regionales, ya que el crecimiento y la productividad ya eran prioridades nacionales para muchos países y regiones incluso antes del inicio de la era global. En realidad, las alianzas entre las máquinas de crecimiento locales y el estado comercial en busca de la retención de privilegios comerciales son visibles en muchas regiones europeas durante la formación del capitalismo moderno en el siglo XVI. En algunos casos, la prioridad del crecimiento y del desarrollo tuvo reflejo en las leyes locales (es el caso, por ejemplo, del País Vasco).

Por otro lado, los industrializadores tardíos parecen requerir un Estado fuerte que priorice el crecimiento para superar los defectos de la desventaja comparativa. En este contexto, el papel de las máquinas de crecimiento local puede ser dirigir (y beneficiarse de) prioridades estatales relacionadas con la industrialización y el desarrollo, en un contexto en el que el debate sobre la efectividad por lo general reemplaza a los debates sobre la intervención estatal en la economía. El fin común tanto del Estado regional como de las coaliciones procrecimiento es maximizar las ganancias del comercio global y del desarrollo dirigido a la exportación, además de desplegar estratégicamente las reservas locales de capital, información y trabajo.

La eficiencia y ventajas económicas del mercado global no son solamente fines estratégicos perseguidos por un Estado desarrollista y por los actores procrecimiento en naciones, ciudades y regiones. Lograr un mayor desarrollo económico local también puede estar relacionado con alcanzar una visibilidad global que preserve mejor la autonomía e identidad política locales. Tales estrategias de preservación de autonomía e identidad son llevadas a cabo por élites locales en estados nacionales reterritorializados y en gobiernos locales y regionales. Junto a los flujos de inversión extranjera directa, las metas corporativas del comercio y las inversiones extranjeras se convierten en una prioridad política para aquellos gobiernos regionales en Estados multinacionales que tengan el objetivo de incrementar su habilidad de maniobra política vis a vis los estados-naciones. Este proceso suele tener una influencia directa en la articulación específica de la máquina de crecimiento local o regional y, como consecuencia, en la estrecha relación política y económica que existe entre ciudades, regiones y naciones.