LOS atentados yihadistas perpetrados en París durante el mes de enero han puesto de manifiesto, entre otros aspectos, la segregación socioeconómica, urbana y étnica que caracteriza la sociedad gala y especialmente los barrios desfavorecidos de las principales ciudades francesas. El primer ministro, Manuel Valls, ha hablado incluso de “apartheid territorial, social y étnico” para designar la situación que padecen estos suburbios y sus habitantes. En este sentido, los disturbios urbanos que tuvieron lugar en 2005 y debían dar lugar a un “plan Marshall de los barrios desfavorecidos”, no han surtido efectos reseñables al no conseguir evitar un deterioro de la situación.

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