ESA percepción simplificada, exagerada y con pocos detalles busca “justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social”. Un estereotipo podría ser “las mujeres griegas, por regla general, no han tenido -secularmente- acceso a la educación, son incultas y tienen bigote”. Nada más absurdo y nada más lejos de la realidad pero, sorprendentemente, presente en la constitución-relámpago del nuevo gobierno griego tras las elecciones del pasado domingo 25 de enero.

De hecho, todo ese despliegue de popularidad que ha sido la abrumadora y ganadora candidatura de la Coalición Syriza empieza por recortar los 18 ministerios a 10. Ni una mujer en ellos. Curioso populismo prostituido en horas en el momento que se pacta la formación del nuevo gobierno con la derecha nacionalista griega, una organización política independiente y patriótica, inequívoca defensora de la preminencia de la Iglesia Ortodoxa en Grecia, mientras que Tsipras es ateo, aunque parece respetar profundamente a la religión imperante en su país.

Parte de los helenos dan mucha importancia a las creencias de sus líderes. Tsipras incluso ha llegado a recibir una pregunta parlamentaria sobre su religiosidad. Su lugarteniente, la gobernadora de Ática por Syriza, Rena Dourou, levantó polémica al no acudir este año a la ceremonia religiosa de año nuevo. También tienen puntos de vista encontrados con respecto a la inmigración. Parecen coincidir en la necesidad de borrar el tratado europeo Dublin II, pero poco más. Tsipras parece estar abierto a acabar con los centros de detención de inmigrantes y aboga por tener una postura más amplia con los extranjeros irregulares. Ahí podría chocar con su socio. Y chocará. Al tiempo...

El enlace entre las dos formaciones podría ser Rachil Makri, una diputada tránsfuga del partido de Kammenos que acabó en la lista de Syriza para estas elecciones. Ambos partidos llegan de tradiciones ideológicas diferentes, pero han votado juntos numerosas resoluciones en el parlamento, la mayoría en contra de las medidas de austeridad. El caso es que el partido mayoritario, en ese acuerdo relámpago tenía que pactar dos cosas: la primera, una cartera ministerial y, la segunda, ni una mujer en el Gobierno. Como suena. Era una condición. Así las cosas, a ANEL le han cedido la cartera de Defensa, O sea, un juguete para tener patrulleras que pudieran hacer santo al ministro español Fernández Díaz en la gestión de fronteras norteafricanas y su conocido tiro al pato de inmigrantes embarcados en lanchas de juguete, al exvendedor de bombas de racimo y actual ministro español de Defensa (Morenés) o a sus homólogos italianos (a los que hasta el mismísimo Papa Francisco tuvo que llamar públicamente la atención).

Veremos en dónde queda su promesa de cambio de la legislación electoral, según la cual, el partido vencedor obtiene automáticamente 50 diputados por ser la lista más votada, y dónde queda eso de “la igualdad”. De entrada, esos 50 escaños más le han posicionado al borde de la mayoría absoluta (luego dudo que legisle en contra ahora que le beneficia) y veremos qué hace con esa cacareada “igualdad” cuando no ha nombrado ni a una sola mujer ministra (en un país donde hay siete mujeres por cada hombre). Pero, aún con su deuda, las dos primeras medidas gubernamentales son subir en 200 euros el Salario Mínimo Interprofesional (de 513 a 715 euros) y la reapertura de la RadioTelevisón Pública griega (cerrada desde 2009). Me lo imagino en la Comunidad Valenciana. Pues eso... ¡fieeeeestaaaaa! ¿A poner todos pasta para que suban el salario mínimo de los ciudadanos de una comunidad esquilmada por no decir saqueada? ¿Abrir de nuevo una televisión politizada y con tres mil empleados? ¿Tres mil empleados en Canal Nou? ¿Se imaginan? ¿Se imaginan que dirían los de Radio Euskadi con su inminente ERE? Pues lo mismo van a pensar en Bruselas cuando alguien que se quiere escaquear de una contraída y voluntaria deuda comience por abrir empresas audiovisuales públicas en quiebra o por subir prestaciones salariales.

Ojo. En la práctica, un griego o una griega es mi deudor o deudora. Yo no tengo que hacer quitas derivadas de mis impuestos. Vaya eso por delante y dirigido a todos los miembros varones del nuevo gobierno griego.

Ya me gustaría saber qué opinan sobre esto los Círculos de Pablo Iglesias, el suplente Alberto Garzón de ya la fagocitada formación que coordinaba Cayo Lara, o Gaspar llamazares, o el secretario “provisional saliente” del PSOE, o Arnaldo Otegi (en esa cuenta de Twitter que airea el desesperado González Pons) o, en su caso, a EH-Bildu, Sortu o como se quiera llamar su enésima marca electoral a la hora de hablar de los próximos alardes y/o tamborradas varias. O, dicho con otra terminología: ¿Qué le parece a Podemos, a la engullida Izquierda Unida (Izquierda Plural o como se llame ahora) o al PSOE que no vaya a haber ni una sola ministra en Grecia? Ya me gustaría saber la opinión de esos que apoyan esas listas mal llamadas “paritarias”.

No es mi caso. Yo soy de los que opino y argumento que, si en un pueblo hay once chicos válidos y motivados y once chicas a las que no les interesa para nada la política, esos hombres han de ir en listas electorales. En cambio, si en el pueblo de al lado son once las chicas válidas y motivadas, son éllas las que deben conformar la lista electoral. ¿Por qué razón no pueden conformar una lista electoral once mujeres? ¿Dónde radica el problema? Pues en que algunos-as que me pueden poner a parir por estas líneas se han podido alegrar del triunfo electoral de Syriza en Grecia y es más que probable que desconozcan que ni una sola mujer puede ser ministra en un gobierno tan... ¿progre-qué?

Pregunten a ver qué cualquier mujer griega que se ha creído eso de “la igualdad”. Es como creer al mentiroso profesional y registrador de la propiedad Mariano Rajoy cuando tiene la desfachatez de presidir un partido cancerado por la corrupción y anuncia nada menos que la creación de un millón de puestos de trabajo.

Me apunto al tic-tac, tic-tac, tic-tac y al jaque-mate... Sobra decir, como apunté en una tertulia televisiva, que “tic-tac” es un reloj o un cronómetro y no una bomba. Y que un jaque-mate es una jugada de ajedrez y no una suerte de amenaza. Ni ya está Acebes (salvo imputado) ni ya vivímos en aquellos tiempos en los que con el dinero para la seguridad de gentes amenazadas se compraban sedes en la Gran Vía.