Empezado el curso político, el escolar y el general empieza en Catalunya una vez pasada la Diada nacional del 11 de septiembre. Para este año hay una serie de citas en torno a la fecha. En primer lugar, el acto social de homenaje floral ante el monumento a Rafael de Casanova, seguido de los actos institucionales en el parque de la Ciudadela, delante y en el Parlament.

La segunda es el gran reto autoplanteado por l'Assemblea Nacional (ANC), aglutinador de la sociedad civil: la Vía Catalana o gran cadena humana que prevé cubrir los más de 400 kilómetros de costa, desde la muga con Francia al extremo sur de Tarragona. Pese a los más de 300.000 inscritos, todavía quedan huecos en los dos extremos.

Y la tercera, la convocatoria de los unionistas del colectivo 12 de Octubre, que pretenden llenar la plaza de Catalunya en muestra de adhesión a España, como dicen que hicieron ya el año pasado.

El Govern de la Generalitat ha decidido apoyar la Vía y Mas recibirá personalmente a los organizadores, pero no acudirá, por aquello de la "neutralidad" del presidente de "todos los catalanes", y se ha limitado a dar libertad de actuación a sus consellers, que participarán o no según su criterio.

Alicia Sánchez Camacho ha reafirmado que se presentará en la plaza de Catalunya, y que su partido aún no ha tomado la decisión de presentarse o no en los actos institucionales. Tan previsible como que cada día amanecerá.

Las crónicas de unos y otros acontecimientos ya pueden darse por hechas. La caverna mediática hablará de fracaso de la convocatoria de la ANC, y buscará la foto del trozo de territorio que quede menos lleno, o vacío, mientras buscará la perspectiva más favorable para dar sensación de multitud en exaltación del españolismo en el centro de Barcelona. Otros, los minoritarios medios nacionalistas, darán las versiones opuestas. Con todo, es innegable el apoyo popular al independentismo catalán; lo demostrarán las magnitudes incomparables de las dos manifestaciones, salvo catástrofe.

Puestos a buscar motivos de ánimo, los soberanistas, además de los referentes más habituales de Eslovaquia, Escocia y Quebec, han recordado estos días la Vía Báltica a través de la cadena humana prevista para el próximo miércoles 11, similar a la que el 1989 unió Vilnius, Riga y Tallín, y se considera decisiva en la independencia de Lituania, Estonia y Letonia.

El problema es que el inmenso Canadá y los ex imperios británico (ahora, con Cameron) y ruso (entonces, con Gorbachov) no tienen nada que ver con la cerrazón centralista y nostálgica española.

Y cuando haya pasado justo un mes desde las lecturas en los diarios de la crónica de la Diada, las "Juventudes de España en Marcha" intentarán ocupar Barcelona, con sus conocidas maneras amenazantes, si no directamente violentas. Para calentar motores, el próximo 28, en Madrid, han convocado la noche de la Gran quema de trapos separatistas, con barbacoa, música y barra libre, para recaudar fondos con los cuales financiarse la expedición.

Esta plataforma de autodenominadas "juventudes" la conforman, según autoproclamación, Falange Española, Nudo Patriota Español, Alianza Nacional, Movimiento Católico Español y Democracia Nacional. Y si alguien quiere experimentar un chorro de adrenalina, no tiene más que entrar en su web: patriotas.es y dar un repaso al contenido.