EL presidente del BBVA manifestó hace unos días públicamente su apoyo e identificación con la política del Gobierno del PP sobre materia económico-social, declarando "sin complejos" que no hay otra opción alternativa al camino seguido por Mariano Rajoy. Antes, había "sacado tiempo de su apretada agenda" para dirigirse a la sede del Athletic Club y desearle lo mejor. Pues bueno.Un año antes, el actual presidente de la macrocaja de ahorros vasca, en otra solemne declaración pública y también "sin complejos" declaró que la ley de reforma laboral era "el camino a seguir", añadiendo que "tenía que haber sido aprobada mucho antes". Por supuesto que el fausto presidente, también mostró, enfundado en una camiseta del Athletic, su devoción por ese club. Hala. Un vulgar modo de preparar el golpe de estado al estado de bienestar, que Emilio Olbarría calificaría como "el final del Derecho del Trabajo". Todo esto está ocurriendo bajo la mirada impotente o cómplice de nuestros gobiernos: el mayor robo jamás realizado en la historia de la humanidad y a escala planetaria, incluyendo golpes de estado y violaciones flagrantes de la soberanía de los estados y sus pueblos.

Cabe recordar ciertos datos: el presidente de la citada macrocaja gana al año 514.900 euros y Francisco González, presidente de BBVA, y Ángel Cano, consejero delegado, percibieron una remuneración total de 4,9 millones y 3,6 millones, respectivamente en 2011. Esta cantidad que incluye 1,9 millones de sueldo fijo y 3 millones de variable en el caso del presidente, suponen un 6,4% menos que lo percibido en 2010. En el caso del consejero delegado, su sueldo fijo fue de 1,7 millones y 1,8 de variable, lo que supuso un incremento del 33,17%, en su primer año completo como consejero delegado.

Según la información remitida por la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en el caso de los consejeros no ejecutivos (11 en total), percibieron un total de 3,4 millones de euros durante el ejercicio 2011. Por su parte, el comité de dirección de la entidad percibió 9,35 millones en concepto de retribución fija y 14,2 millones en concepto de retribución variable, mientras que la retribución en especie se situó en 0,81 millones.No hace falta ser marxista para saber que el nivel personal de renta tiene que ver con la adopción de un determinado modo de percibir la realidad, con la sensibilidad ante el dolor ajeno, con la conciencia de clase y con el nivel de amor y compasión con nuestros semejantes. Y tiene, sobre todo, que ver con eso que Marx bautizó "falsa conciencia", la mentira institucional, el autoengaño con que el egoísmo se disfraza de un falso heroísmo. Aquí, el único héroe es el desposeído, el mileurista, el dependiente, el pensionista, el explotado.

Efectivamente, cuando la falsa conciencia acecha a los centuriones del capitalismo, la codicia se reviste y atempera disfrazada de valentía, siendo entonces cuando es frecuente escuchar ese perverso lenguaje: "no hay otra opción" o " nos hemos visto obligados a tomar decisiones dolorosas" (se entiende que dolorosas para el prójimo), o "abocados a adoptar decisiones valientes" o "sin complejos" (es decir: contrarias a los derechos humanos, contrarias a la humanidad, contrarias a la verdadera democracia). La falsa conciencia es la mentira establecida en el cerebro del potentado para justificar mediante el autoengaño que una minoría de privilegiados siga explotando a la mayoría y lo haga "legalmente". En nuestro neoliberal corralito tienen los mismos derechos la zorra y la gallina. A eso le llaman libertad. Sin complejos, claro. Islandia es una esperanzadora excepción: para que no siguieran adoptando decisiones dolorosas y sin complejos contra el bien común, encarceló a los banqueros.

Eso que hoy llamamos "crisis" es una ambigüedad, un simple eufemismo para intentar maquillar o disimular torpemente el asalto a mano armada de los opulentos contra los pobres, que están pagando los problemas de la avaricia bancaria; un asalto urdido desde el poder. Un ejemplo: crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método es también llamado "problema-reacción-solución": se crea un problema, una situación prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que este sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de servicios públicos. Así es como urden la mentira quienes viven de ella y para ella. Porque lo cierto es que sí hay otra opción, se llama socialismo, no el falso socialismo del PSOE, sino el aún inédito sueño de justicia de la humanidad, como el movimiento de la Economía del Bien común que florece en Austria y Alemania, con tintes alternativos cooperativos y solidarios. Hora es ya de que los periódicos dejen de regalar bufandas y cacerolas en vez de información. Hora es ya de que, aquí y ahora, entre nosotros, la UPV y su Departamento de Organización de Empresas, en lugar de formar tiburones financieros, apuesten por la alternativa de una economía verdaderamente solidaria y ajena al atraco falsamente llamado crisis. Sí, ha opciones, entre ellas, la primera y urgente es esa: sublevarse y organizarse.

* Escritor