QUIZÁS el señor Pastor, el señor José Antonio Pastor, padezca de deformación profesional. Desconozco si ha ejercido o no su profesión alguna vez, pues le recuerdo siempre vinculado a la política, pero está claro que, se haya estrenado o no en las aulas, hace gala siempre del estilo del mal maestro. Se muestra soberbio, autoritario y prepotente y desde su presuntuosa y autoatribuida autoridad parece pretender hacernos sentir insignificantes, ignorantes, carentes de criterio?.
Pues no, no, no? Como diría cualquier adolescente de hoy en día "no me la cuente Señor Pastor? no me la cuente". Por muy magistral y solemne que sea el tono que utilice, por muy excátreda que se ponga, no nos la cuela. A Gil, al señor Melchor Gil, le fallan las matemáticas. Y se lo demostraré.
Suponiendo, en aplicación del principio de presunción de inocencia que le asiste, que los 419.014 euros ocultados y no declarados a la Hacienda Foral de Bizkaia, provinieran de un "préstamo de unos amigos", tal y como él mismo ha manifestado, y suponiendo también, por simplificar la cuenta, que tan magnánimas amistades han decidido no aplicar intereses a las cantidades a devolver, llegamos a la siguiente conclusión:
Si el préstamo se devolviera a razón de 1.000 euros/mes, requeriría ni más ni menos que 35 largos años para saldar su deuda. Si la amortización fuera de 2.000 euros mensuales, precisaría de 17 años. Y a razón de 3.000 euros/mes serían 11 los años necesarios para cancelar el préstamo. Y así sucesivamente?
De inmediato me ha venido a la cabeza el estribillo de un conocido cuplé. Dice así: "...De dónde saca la chica del 17, de dónde saca pa tanto como destaca?". Y yo me pregunto: ¿de dónde saca el Sr. Gil tan adorables y generosos amigos, que sueltan a tocateja casi 70 millones de las antiguas pesetas, que en el mejor de los casos van a recuperar transcurridos un montón de años? ¿Por qué tanto el Sr. Gil como su esposa trabajan por cuenta ajena, verdad? O sea, que son de sueldo fijo? y ya se sabe, en los tiempos que corren los salarios dan para lo que dan? Si son sustanciosos, para vivir bien, pero lo que está claro es que no se multiplican exponencialmente ni en las películas. Además, se me ocurre, que si está procediendo a la amortización del préstamo, tendrá justificantes que acrediten los abonos realizados? Porque? señor Pastor, conceptualmente, cuando alguien recibe un préstamo, contrae una deuda o lo que es lo mismo la obligación de reintegrar las cantidades recibidas? En caso contrario, estaríamos en el supuesto de una donación que, por supuesto, también está sujeta a tributación.
Vamos? que no cuadra. Siento tener que reiterar mi afirmación. Al señor Gil le fallan las matemáticas? Se debió de perder las clases de "financiera" cuando cursó su licenciatura en Exactas. Y ya tiene su aquel que a un licenciado en Exactas le fallen las matemáticas.
En cualquier caso, el señor Gil es un defraudador. En definitiva, un tramposo. No me corresponde a mí juzgar si el fraude constituye delito o no y me declaro defensor a ultranza de la aplicación del principio de presunción de inocencia y del derecho a la legítima defensa. Y hasta le diré más: me asquean los juicios paralelos a los que ustedes, los socialistas, son tan aficionados. Pero, dicho lo anterior, señor Pastor, le diré que soy partidario de la claridad, que me ofende su mezquindad, su tendencia a la manipulación, su doble vara de medir, su oscuridad, su descarada negación de la verdad? Porque, las cosas como son, señor Pastor: defraudar es defraudar y es sinónimo de estafar. Y el señor Gil nos ha estafado.
Sinceramente. Déjese de chanfainas y patrañas, de echar la culpa a terceros y de tratar de escurrir el bulto construyendo engañosas teorías de conspiraciones preelectorales. Deje usted de escenificar ofensas y afrentas para maquillar y tapar vergüenzas. Por una vez, ejerza su magisterio político con dignidad, no olvide tomar unas clases de humildad y sea honesto consigo mismo y con la ciudadanía. Porque su condición de secretario general del PSE en Bizkaia no le otorga el don de la infalibilidad y, por muchos aires de superioridad que se dé, señor Pastor, no nos la cuela. Espero que, pese a todo, pase usted un buen día.