EL pasado 7 de Noviembre, el ex presidente del Gobierno español, don Felipe González Márquez, en una entrevista a un medio de comunicación escrito, declaró que tuvo la posibilidad de "volar por los aires a toda la cúpula de ETA". Dichas declaraciones han formado un pequeño revuelo en la comunidad política de este país, y sí, digo pequeño porque dichas declaraciones son del todo incendiarias y delictivas y ninguno de los partidos o dirigentes de los mismos se han rasgado las vestiduras, tan sólo se han sacudido las solapas de sus impecables trajes sin más función que la de lamentar dichas declaraciones.

Es por ello que yo acuso a don Felipe González Márquez como mínimo, de apología del delito, ya que el ínclito arriba mencionado hace, cuando menos, una defensa de una ideología controvertida o directamente ilegítima mediante su alegato, tratando de hacer comprender o sugerir que la acción debía haberse realizado por corresponder a los principios éticos (sus principios) de los que hace gala. Hace un elogio público de un acto, el hecho de tener la posibilidad de matar a personas -por otra parte, no juzgadas- que sería declarado criminal. El hecho de que el acto no se llegase a realizar, no le exime de que le sea aplicado el Código Penal, puesto que la apología (o aprobación) en privado de un delito no constituye un acto ilícito, pero en este caso es público, notorio y escrito.

Incluso sería conveniente revisar sus declaraciones puesto que podría ser constitutivo de un supuesto delito de apología del terrorismo, termino que engloba entre otras muchas variantes, el discurso, tanto hablado o por escrito, en defensa o alabanza de acciones u organizaciones terroristas. Es decir, no se trata de una disculpa o una opinión sobre estas prácticas o sus ejecutores, sino de una defensa y alineación con ese tipo de comportamientos ya que el principal motivo de consideración de dicha actitud como delito, es que nadie puede utilizar su palabra para elogiar actos delictivos porque puede contribuir a realizar más delitos de esta o similar naturaleza.

Es repugnante ver cómo jueces estrellas y estrellados, se desviven por hacer una intensa y agobiante vigilancia de todo lo que tenga que ver con el "entorno de ETA" y luego, cuando toda una personalidad, hace este tipo de declaraciones (y confesiones), no hagan absolutamente nada y callen como culpables. Hace unas semanas, Manuela Rubio, una de las abogadas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) -pongo a esta asociación como ejemplo, ya que a mi entender es la más importante en este ámbito-, en declaraciones a Europa Press sobre un caso de supuesta "apología de ETA y ultraje a España" de dos jóvenes internautas mallorquines y cuyo supuesto delito fue el de difundir por internet imágenes de activistas de ETA y de encapuchados quemando una bandera española? afirmaba que con sus denuncias, se buscaba al menos la responsabilidad civil, "un escarmiento" para intentar detener la difusión de este tipo de propaganda. Entonces, si toda una Asociación tan respetable como la AVT, busca que no se haga propaganda de la apología del terrorismo, ¿Por qué no han alzado su voz (y todos sus abogados) en contra de este tipo de enaltecimiento? ¿Dónde está la Audiencia Nacional (que es la encargada de juzgar este tipo de delitos) y sus fiscales para perseguir este tipo de declaraciones?

Pero para rematar toda esta exhibición de prepotencia y arrogancia del ex presidente, va y se desmarca con la siguiente frase, "? llegó hasta mí una información, que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía. No se trataba de unas operaciones ordinarias de la lucha contra el terrorismo: nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia (...) En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. (...) El hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad".

Cualquier Juez o Fiscal con meridiana ética o catadura moral, se tendría que retorcer y estomagar con sólo leer estas declaraciones, pero lo que es más triste y deleznable de todo es? quién o qué organismo puso encima de la mesa la posibilidad, medios e información para asesinar a personas que no habían sido juzgadas ni declaradas culpables por ningún tribunal. Estamos hablando de una persona que en su momento, era presidente electo de una "nación democrática" que tenía a su cargo, cuerpos policiales, servicios de inteligencia e información, así como al Ejercito. ¿Se imaginan si Arnaldo Otegi, estando liberado y siendo dirigente de una formación política legalizada, comentase en unas declaraciones al periódico Gara, que "tuve que decidir si se volaba a la cúpula del GAL. Dije no. Y no sé si hice lo correcto. No estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad". Es decir, que Arnaldo Otegi tuviera la posibilidad y así lo ensalzase públicamente, de asesinar a generales de la Guardia Civil, ministros, secretarios de Estado, directores generales... las estructuras mismas del Estado, por estar implicados en asesinatos y secuestros (recordar que el general Rodríguez Galindo fue condenado por asesinato, así como el ex secretario de Estado Rafael vera y el ex ministro de Interior, José Barrionuevo)? Pues no, no se imaginen el capitulo de esta película de ciencia ficción, porque estaría detenido y habría codazos entre los distintos cuerpos policiales así como entre los jueces venidos a cargarse de medallas y reconocimientos que les supongan mayores prebendas económicas en sus salarios, jueces por otra parte que deberían devolver las medallas al mérito policial que reciben ya que su concesión afecta a la imparcialidad de los mismos, e incluso pudieran constituir un delito de cohecho impropio al estar pensionadas (es decir, remuneradas) Pero, lo dicho, eso es otro capítulo? de ciencia ficción.