ASPALDIKO! Así me saludaba, con el vigor y la voz de trueno que le caracteriza, mi viejo amigo Sabin en un encuentro casual en el paseo de Uribitarte. Sabin es un abertzale de los pies a la cabeza, sin pelos en la lengua y con un fuerte compromiso con su Euskal Herria del alma. Activista por libre en los difíciles tiempos del franquismo, lo mismo se disponía a colocar una ikurriña en el tendido eléctrico que viajaba a Iparralde para volver cargado de "música de Schubert", como él llamaba a la propaganda subversiva. Ingeniero de una desaparecida industria de la Margen Izquierda, hoy jubilado, asiduo a San Mamés, apasionado por la historia de Euskal Herria y fiel al partido de siempre, aunque siempre crítico con él, éste es mi viejo amigo, un hombre jovial a sus setenta y pocos años y con una presencia física ciertamente espectacular. Tras el interés mutuo por nuestras familias, surge lo inevitable ¿A dónde vamos con éstos, Pablo? Mira, a mi cardiólogo le gusta que tenga la tensión por debajo de 13 y creo que no va a ser posible, si te digo con claridad lo que pienso de la situación política que estamos sufriendo. Para empezar, te diré que acabo de pasar por el Ayuntamiento y, aunque en sitio muy discreto, ahí está la bandera del Estado que nos impide ser nosotros mismos, con nuestra personalidad, nuestra idiosincrasia, nuestra bandera, que debiera ocupar el mástil principal, nuestra lengua? A propósito de nuestra lengua, Sabin, parece que el lehendakari se está esforzando en aprenderla ¡Déjate de ironías coño! Que me jode mucho. Este tío no siente vergüenza al relatar sus fracasos y hace risas sobre ellos y el que se ríe de sus fracasos no es que tenga sentido del humor, sencillamente no demuestra inteligencia.

Mira, Belda, para conseguir el título de ingeniero tuve que romper muchos zapatos en viajes a la Escuela a lo largo de cinco años y muchas horas de codos en casa y qué te voy a decir de los dolores de cabeza que me producía el dichoso proyecto. Qué concepto puedo tener yo de un individuo que nos mintió al poner en su currículum que era ingeniero, cuando a todo lo más que llegó fue a conocer la escuela por los bailes de los domingos y que, cuando se descubrió el pastel, se reía de las piras que hacía como se cachondea ahora da las piras que hace a las clases de euskara. En los tiempos de crisis que corren y que yo, como pensionista, tengo que apechugar porque Zapatero lo ha dispuesto así, pediría al Tribunal de Cuentas que dé por fracasado el intento de euskaldunización del lehendakari y le obligue a resarcir a las arcas públicas el dinero que ha despilfarrado por sus piras y su insuficiencia manifiesta.

Pero, como te decía antes, cuando me has cortado con lo de la euskaldunización de Patxi, lo de la española en las instituciones, la presencia de jefes militares del Ejército, de la Policía Nacional y de la Guardia Civil en los eventos oficiales que el Gobierno y el Parlamento se sacan de la manga, como el día del Estatuto, el día de la Ertzaintza, el día de la Memoria? Chorradas como la camiseta de nuestros deportistas con el Spain, toda esta españolización que nos meten con calzador, esa "normalidad" de la que tanto hablan para situarnos en el común denominador español, es letal para Euskal Herria. Y es letal porque ese barniz españolizador va acompañado de una férrea voluntad de seguir impidiendo el acceso a las urnas al mundo de la izquierda abertzale, lo que les permite hacer lo que están haciendo y seguir haciéndolo si no se pone remedio. Ya no es cuestión de condenar o no la violencia de ETA, ni lo será el pedir perdón o reparar a las víctimas? Y, a propósito de esto, a mi nadie me ha reparado nada ni me han pedido perdón por ser hijo póstumo de un hombre asesinado por un pelotón de ejecución franquista. Yo también soy una víctima del terrorismo. Sí, Pablo, la normalidad que vende Patxi, la negación del derecho a decidir y la prohibición de votar la opción deseada por cálculo electoral, es letal para el proyecto de construcción nacional.

Te veo en forma, Sabin, pero como se va haciendo hora de comer, podríamos quedar otro día para seguir hablando. Cuando quieras hombre, pero? Espera ¡Qué coño, vamos a comer por ahí! Llamamos a las chicas y que no nos esperen. Hecho. Me decías antes que la normalidad que vende el lehendakari, la negativa al derecho a decidir y la prohibición a votar izquierda abertzale, podría ser letal para el proyecto nacional de Euskal Herria pero, Sabin, ¿qué hacemos los abertzales para impedir esto? Pues nada, Pablo, llevamos mas de 30 años bailando la yenka, izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atrás, un, dos, tres y seguimos en el mismo sitio y seguiremos igual si no hacemos algo en conjunto.

Pero vamos a ver, Sabin, hay que hacer algo, en eso estamos todos de acuerdo, pero somos incapaces de ponernos en marcha y, lo que es peor, si alguien intenta iniciar algún movimiento se le critica, se le afea y se le obstaculiza. Al menos, eso es lo que ha ocurrido con el polo soberanista que, al fin y al cabo, no es más que una suma de fuerzas soberanistas para un proyecto independentista, algo a lo que Sabino Arana daría todas sus bendiciones.

Te iba a hacer un chiste malo, me dice Sabin con socarronería, mejor que un polo, un mercedes soberanista. Pero, bromas aparte, como proyecto que sale a la palestra me merece todo el respeto y se debe tener en cuenta, no creas que voy a despotricar contra él por partir la idea de EA, no hombre no. Los de Urizar, que es un tío que me cae bien, están realizando una labor importante para lograr la unidad de toda la izquierda independentista y lo del polo soberanista es algo que hay que tratar con mucha seriedad porque, de momento, no hay ningún otro plan sobre la unidad de acción, algo que es imprescindible.

Sí, Pablo, hay que dinamizar la unidad de acción abertzale, por lo que los partidos deberían actuar con generosidad, dejando a un lado visiones partidistas para encontrar una visión mucho más amplia ¿Estarían dispuestos a esto los partidos? Espero que sí porque es el único camino y, de no hacerlo, los del barnizado españolista, los de la normalidad, nos devorarían... y adiós a Euskal Herria. No la conocería ni la madre que la parió, que diría Guerra. Pero la cosa tiene sus dificultades, no es tan sencillo como parece, porque, así como hay partidos netamente independentistas como la Izquierda Abertzale histórica y EA y creo que también Aralar, no puedo decir lo mismo de mi propio partido, donde hay un número muy importante de independentistas pero hay otros muchos que no lo son. De ahí la dificultad de integración en el conglomerado soberanista. Es por lo que creo en un proyecto dual, el PNV por una parte y el polo soberanista, libre de toda atadura o hipoteca con la violencia armada por otra, pero siempre sumando ambas fuerzas en un proyecto de salvación nacional, porque de eso se trata, de salvar nuestra nación, hoy más en peligro que nunca.