Es una maldición. El hada buena de la televisión pública está haciendo magia para que no prospere en TVE La familia de la tele, formato cañí que promete coprofilia y desvergüenza.
Retrasó el estreno una semana haciéndolo coincidir con el fallecimiento del Papa. Y cuando el desfile de la troupe de la mala baba estaba preparado, llegó el gran apagón. Y todo se vino abajo.
No será su último favor si se producen “una serie de catastróficas desdichas” hasta que la audiencia, por incomparecencia, lleve esa basura al vertedero, su domicilio. “No hay nada más lindo que la familia unida”, cantaban los payasos a los niños cuando la pantalla era en blanco y negro y resonará ahora en La 1 con La familia de la tele y su circo indecente.
Están todos y todas: la prima llorona y patinadora de noticias, la pariente enfadada y con ínfulas de diva, la gobernanta despótica venida a menos, el abuelo gruñón de célebres vicios, la consuegra rancia y arrepentida y la princesa revocada que se atrevió a coger el toro por los cuernos; respectivamente, Lydia Lozano, María Patiño, Carlota Corredera, Kiko Matamoros, Chelo García-Cortés y Belén Esteban.
Aitor Albizua
Al frente de la maldita coral, donde estuvo Jorge Javier Vázquez, un vasco sobrio y de concurso, perdido como un turco en la neblina. ¿Qué le ha ocurrido a este chico de Arrigorriaga para aceptar una cátedra en la telebasura pública? Imagino a Paolo Vasile, marqués del pozo negro, entusiasmado por la reposición de su obra, que enriqueció a Mediaset y envileció a la sociedad. Y pienso en cómo se sentirán los jefes de Telecinco, a quienes costó una crisis existencial liquidar Sálvame, viendo a su monstruo renacer en la cadena del Gobierno. Un dramático señor Ventorro está al frente de TVE.