En los últimos tiempos en el Athletic no podemos decir que no tenemos información. Si me apuran, tenemos hasta demasiada para lo que este club genera habitualmente. Venimos de un verano más que intenso y el final del mismo simplemente fue trepidante. Todo esto en vísperas del arranque de un curso deportivo emocionante a más no poder.

El regreso a la Champions nos ha tenido y tiene realmente emocionados. El caso es que tras las primeras tres jornadas de LaLiga nos las prometíamos muy felices, pero desde ese momento, el equipo ha entrado en una mala racha que ni la competición más importante de clubes del mundo está pudiendo mitigar. Todo lo contrario, ahora mismo es más un problema que una solución.

Sería una locura entender que el equipo de Valverde le puede competir de tú a tú a clubes como el Arsenal o el Dortmund, pero la sensación que transmite el técnico es que para él es un engorro. Las lesiones condicionan mucho, plantarse delante de la pizarra y poner un once con los habituales de LaLiga. La prioridad es el torneo que da de comer, esto no me lo he inventado yo, y ese es sin lugar a dudas el campeonato doméstico. El problema viene cuando la afición no comprende del todo estas prioridades. Hay algo que no cuadra, queremos Champions, pero sin darle el protagonismo que merece. Hemos cambiado ambición por disfrute.

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Los resultados no están acompañando y las dudas empiezan a ser más generalizadas. Sin mezclar competiciones, el asunto es que ni en una ni en otra la cosa marcha. La suerte de otras temporadas ha abandonado al Athletic y lo que es peor, se está cebando con la salud de los futbolistas.

Quien ha dado un paso adelante ha sido el presidente Jon Uriarte. Nada más bajarse del avión comunicó a los medios de comunicación que se presentará a las próximas elecciones, aún sin fecha. Es una buena noticia, siempre he creído en los proyectos al menos de dos legislaturas. Una es muy poco y el trabajo realizado debe tener continuidad con otros cuatro años más.