Da la sensación de que el mundo se va por el desagüe y de que no podemos hacer nada. La llegada de políticos ultramontanos con ideologías extremistas pareciera que nos lleva al enfrentamiento. Sin ánimo de parecer guerracivilista no deja de sorprender que Trump, Putin o Netanyahu se hayan cargado sin el mínimo atisbo de remordimiento las relaciones internacionales. Hacen lo que quieren aplicando niveles de violencia insoportable con el único fin de satisfacer sus intereses. Con estas premisas, nos encontramos con una Europa tímida, un tanto remisa a aplicar su poderío económico tal y como hace Trump. No hay orgullo europeo y es un error. Europa es ahora mismo la segunda área económica del mundo. Con grandes problemas, sí. Pero también con enormes posibilidades. La nueva doctrina imperialista que intenta imponer EE.UU. debe ser contrarrestada con inteligencia política y sentido común. La UE es ahora mismo una zona de libertad. Y hay que defenderla. Y, en lo más cercano, debemos reflexionar si queremos más Europa. La respuesta es que sí. Tenemos y debemos impulsar Euskadi dentro de la UE. Los pequeños pasos son importantes. La presencia en los órganos de decisión es fundamental. El euskera, el TAV, la pesca, impuestos y desarrollo industrial ya no se van a entender si no es dentro de Europa. No queda otra que ser europeísta y realizar una defensa a ultranza de los valores europeos. La presión exterior será cada vez mayor y en el interior cada vez hay más partidos que quieren implosionar la idea europea. Europa es ya el único camino.