Bilbao en fiestas es un espectáculo, con música, alegría, txosnas,… y, también con urinarios alternativos de libre acceso. Porque, aunque el Ayuntamiento coloca baños públicos por toda la ciudad, hay quien prefiere innovar.
Relacionadas
El otro día, mientras comía un bocata, presencié una escena digna de película costumbrista. Un contenedor había sido ascendido de simple depósito de basura a urinario deluxe… y no solo eso: ¡también el lugar de confidencias masculinas!
Sin disimulo
Porque los chicos que lo usaban no se conformaban con orinar, no; aprovechaban para charlar como si estuvieran tomando cañas en una barra. Eso sí que es multitarea. ¿De qué estarían hablando? Lo cierto es que cuando pensaba que nada podía sorprenderme más, apareció ella: una mujer que, sin inmutarse, sacó los clínex, se bajó las bragas en plena acera, y, con desparpajo y sin mirar a ningún lado, se puso a orinar delante de todos. Nada de pudor, nada de disimulo… lo único que cuidó fue remangarse el pantalón para no mojarse con el pis. Práctica, eso sí.
En fiestas, cualquier esquina puede convertirse en baño improvisado y, de paso, en espacio de socialización. Lo malo es que, para los que estábamos comiendo el bocata, el espectáculo resultó muy poco agradable. Lo popular no quita lo higiénico. Un poco de civismo no arruina la juerga.