Los curas quieren votar. Anda la Conferencia Episcopal española “preocupada” por el escenario de “bloqueo e inestabilidad” política y, como debe tener pocas preocupaciones y menor tarea, la Iglesia urge a que se pongan las urnas, digo yo que para dedicarse a hacer algo al menos un domingo. No pedían elecciones mientras levantaban el brazo para honrar al dictador y justificaban las ejecuciones de los disidentes, por supuesto rojos, ni cuando la trama Gürtel con epicentro en Génova desvencijaba el Estado que les insufla de oxígeno económico para su supervivencia. Pero resulta que la institución que en dos mil años no ha convocado una consulta ni comicios más que para elegir a codazos nuevo Papa, apela ahora al “bien común” y a que “hablen los ciudadanos” para finiquitar las tropelías corruptas del sanchismo. ¿No será que con su inaudita posición los prelados buscan instaurar un clima ideológico más próximo a los intereses de Abogados Cristianos y Hazte Oír? Ha tenido que ser el líder de los obispos catalanes, Joan Planellas, quien ha tratado de bajarle los humos al arzobispo Luis Argüello pero el escenario no puede presentarse más suculento para quienes tratan de devolvernos a tiempos decimonónicos y recetas de Luis, sé fuerte ante la adversidad. De instalar marcos discursivos en torno a cuestiones como el aborto, la eutanasia o la educación afectivo-sexual. Con la Iglesia hemos topado.
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