Superado el examen –Juan Mari Aburto ya le ha puesto nota: sobresaliente–, llega el momento del balance del impacto de la final de la UEFA Europa League en Bilbao. Básicamente se trata de valorar si las molestias han merecido la pena y monetizar el evento. La última cuestión da respuesta a la primera. Cuando se presente la cifra económica, sea cuál sea, nos va a parecer una cantidad formidable, con muchos ceros y capacidad para llenar los bolsillos de los sectores beneficiados. Se calcula que cada turista deja una media de 200 euros por día en la capital vizcaina. Primer cálculo de alcance: con 50.000 guiris pululando por las calles de Bilbao, la cuenta es de 10 millones de euros. Ahora, ya se sabe que esa gente, en general, eleva el listón en el capítulo de la hidratación y que lo del alojamiento se ha ido un poco de las manos, así que fácilmente podemos añadirle otro cero y ya van cien millones, que es, más o menos, lo que se calcula que dejó la salida del Tour en 2023. Así que la cifra será todavía más alta. Pongamos que unos 150 millones y si se divide esa cifra entre el número de habitantes de Bilbao sale a más de 400 euros por barba. No habrá reparto de beneficios y el dinero irá a parar directamente a los que se lo han trabajado y a la administración –la pedrea comunitaria–, pero ahí se ve que la cita ha sido un éxito y las incomodidades, asumibles. Se buscan nuevas oportunidades para este Bilbao de Champions en eventos.
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