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Mesa de redacción

Jontxu García

Una doble inmoralidad

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenó el pasado martes una vuelta a la guerra en Gaza y con el lanzamiento de un ataque masivo rompió el alto el fuego vigente desde hace dos meses con Hamás. El resultado ya lo sabemos todos. Miles de palestinos, incluidos mujeres y cientos de niños, han perdido la vida en estos cinco días de crueldad absoluta. A Netanyahu le importa entre poco y nada la vida de los demás, incluidos los 59 rehenes que, injustificadamente, Hamás aún mantiene en su poder. Para Bibi, como es conocido popularmente, lo primero es su supervivencia política. Con estos nuevos bombardeos tapa la crisis interna por su anuncio del cese del jefe del servicio de inteligencia interior que osó investigar a su gabinete por supuestos casos de corrupción. Con la vuelta a los ataques ha conseguido de paso que su exministro Ben Gvir vuelva al gobierno y garantizar así seguir en el poder. Como relataban en el documental The Bibi Files, esta es la historia casi shakesperiana de la actuación de un hombre y de cómo puede diseminar el cuerpo político de una nación en guerra, una vez más, contra un pueblo sin patria. Cinco años después de que se presentaran múltiples cargos de corrupción contra él, Netanyahu sigue en el gobierno y con la guerra logra una vez más cubrir todo lo que la suciedad que le rodea, que no es poca. No puede se puede caer más bajo. Una doble inmoralidad.