No han pasado ni dos meses, aunque a más uno le parezca que lleva toda la vida, y en este escaso tiempo en la Casa Blanca habíamos visto de todo. Desde un niño de cuatro años con nombre impronunciable paseándose a los hombros de su padre por el Despacho Oval, hasta periodistas afines que preguntan al presidente ucraniano , Volodímir Zelenski, si tiene un traje en su armario. Aunque nunca lo reconocerá ha sido una semana horribilis para Donald Trump con la primera advertencia de Wall Street a su errática y caprichosa política económica y que ha provocado que su querido asesor, llamado Elon Musk, viera solo el lunes reducida su fortuna en 29.000 millones de dólares, 132.000 en lo que va del año. Así sin contar el capital social, que se deshace como un azucarillo en agua. Su apoyo al fascismo y la incontinencia verbal en X son la tormenta perfecta, tanto que su ahora amigo Donald Trump -veremos cuánto dura esa amistad antinatura- tuviera que salir a su rescate convirtiendo la Casa Blanca en un concesionario de coches. Una especie de anuncio de Teletienda, con Trump diciendo que se compraba uno, aunque no lo pueda conducir. Sí, el mismo que retira las ayudas a la compra de vehículos eléctricos y cree que los vehículos de gasolina contaminan menos que los eléctricos. Por ahora, Elon Musk ha recuperado unos 80.000 dólares. Veremos hasta cuándo.