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MESA DE REDACCIÓN

Asier Diez Mon

8 de marzo

Es muy frustrante que sea necesario dedicar cada año un día a los derechos de las mujeres. Ese 8 de marzo que algunos consideramos amortizado y que nos inquieta porque, efectivamente, sigue habiendo grietas en el círculo de la igualdad, que tiene forma de circunferencia precisamente porque todos tenemos que trabajar en la misma dirección. Entre ellos, los jueces y las juezas. Sigo sin entender cómo una ley, la del sí es sí, diseñada en principio para garantizar derechos de las mujeres, se ha convertido en un agujero negro en el que la magistratura concluye que hay que rebajar las penas por violación. Hay que ser muy torpe para intentar ir un paso más allá y dar dos hacia atrás. Pero parece que las grietas están ahí y el oficio judicial no tiene más remedio que seguir el camino que marcan en la garantía de los derechos de los penados. Aun así, queda la sospecha sobre si hay cierta predisposición a, no sé, darle en todo lo alto a la formación que lideró aquel cambio normativo revolucionario. Entonces uno lee que un juez navarro ha rebajado de 13 a 8 años la condena a un violador de una niña de 13 años porque aparentaba “no ser menor de 16 años” –una testigo aseguró que parecía tener “unos 20 años”– y solo cabe preguntarse dónde queda el criterio judicial y cuándo se pueden aplicar reglas más subjetivas, porque esto huele al lodo de provocación de ella e instintos primarios de él. Y se ve todo el sentido del 8 de marzo.