Llama la atención el casting que Metro Bilbao ha organizado entre solistas y grupos locales para que toquen en las principales estaciones de la red subterránea del transporte. No es habitual que se convoque pero parece que sí cuenta con tirón a merced del amplio eco que ha tenido. Desde noviembre que se abrió el plazo, han sido 178 los pretendientes apuntados, de los cuales han pasado a la final una treintena. La gran mayoría son gente joven con ganas de despuntar y el metro es un escenario ideal. No cobrarán pero contarán con miles de escuchantes. Una apuesta por la cultura y dar opciones a artistas bisoños durante 45 minutos de actuación que de otra manera tendrían muy complicado protagonizar. Aunque supongo que detrás de esta iniciativa también se habrá pensado en evitar la presencia de músicos callejeros espontáneos en accesos a las estaciones y los convoyes en movimiento, como ocurre en casi todos los metros de las ciudades más importantes de mundo. Ofrecen su mejor saber con corcheas y semicorcheas para sacarse unos euros y pasan la gorra mirando de soslayo por si acaso aparece un segurata. Sé que en el metropolitano bilbaino esta especie de buscavidas prácticamente no ha existido en sus tres décadas de servicio. La seguridad ha hecho su trabajo porque una situación más laxa seguro que alguno de los 178 postulantes referidos se hubiera lanzado al escenario del metro. ¿Cómo hubieran sido acogidos por los viajeros?
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