SI algo quiere una sociedad es que sus valores más destacables y sus costumbres más arraigadas continúen en el tiempo futuro a través de generaciones venideras. La reflexión viene a cuento por la decisión de las autoridades competentes de instaurar la gratuidad de los viajes en el transporte público de Bizkaia de la chavalería menor de 12 años. Una edad que, además, se elevará a los 14 a mediados del presente ejercicio. La medida de la que se venía hablando desde hace meses va a suponer un alivio para los progenitores con prole a su cargo ya que las idas y venidas de muchas familias por diferentes causas suponen una partida económica importante en las cuentas domésticas. Un factor de peso que ayudará a que cada vez más hogares con críos dejen sus coches particulares en los garajes y tomen más metro, autobús o tren. Y es aquí donde radica la fuerza de la decisión política. En que niños y niñas a lo largo de su temprana trayectoria vital tengan el transporte público como referencia para moverse por el territorio y el resto de la comunidad autónoma. Asentar esa costumbre de la mano de unos aitas y amas responsables, que solo metan en sus turismos a los peques de forma anecdótica, es crear cantera. Generar generaciones que normalicen tomar cualquier transporte público es una buena herencia social. Sobre todo teniendo en cuenta que, afortunadamente, contamos con unos modos de transportes eficaces, puntuales y fiables.
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