Transcurrido un mes de la dana que causó una tragedia en Valencia, la rabia inicial de la ciudadanía se ha convertido en indignación contrastada y en exigencia de responsabilidades. De la gestión anterior y durante las riadas parece claro que serán los tribunales los que se encargarán de dilucidar qué y cómo sucedió y quiénes son los responsables de una respuesta mala y tardía. Pero es que la gestión posterior, estos 30 días, está siendo igual de calamitosa, aunque ya no hay -de momento, o que se sepa- víctimas mortales. Mientras, Mazón se aferra a un uniforme militar.
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