EL inicio era prometedor: “¿Le preocupa a usted la gobernabilidad de nuestro país?” Primera pregunta de la última sesión de control al Gobierno, dirigida al “excelentísimo señor” –aquí acaban los buenos modos– Pedro Sánchez por parte del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. Como lo de la gobernabilidad en España es puro equilibrismo, tan cierto como que el PP tiene menos apoyos que el PSOE porque el resto de partidos, entre otras cosas, se mueve con el objetivo de evitar un Ejecutivo secundado por Vox, el debate podía acabar siendo un sucedáneo del combate en el que Tyson arrancó parte de la oreja a Holyfield. Casi fue así, lo dejaron para el pleno de la amnistía. Un día antes, Feijóo acusó a Sánchez de ocultar la corrupción de su esposa tras cortinas de humo: el choque con el presidente de Argentina o el Estado palestino. “Siga chapoteando en el fango que nosotros vamos a seguir gobernando”, respondió Sánchez. Lo del fango se activa automáticamente cuando el PP sube al ultramonte del reproche y los populares pasan demasiado tiempo monte arriba. De modo que unos y otros dejan en un segundo plano lo relevante. Por ejemplo la segunda pregunta de ese pleno de control, la del jeltzale Aitor Esteban advirtiendo de que están en peligro 34.000 empleos industriales en Euskadi porque la red eléctrica no tiene capacidad para atender la potencia que demanda la descarbonización. Es cierto, algo habrá que hacer, vino a decir Sánchez, dejando la casa sin barrer. l
- Multimedia
- Servicios
- Participación
