NO sé si percibimos lo que significa, su magnitud y dimensión. No sé si comprendemos la exigencia de saber hacer, know how dicen ahora, y su trascendencia como ejemplo de esfuerzo, de integración, compromiso, valores, comunidad, identidad... No sé si sentimos todo el alcance del asombro, la admiración y sí, aunque se resistan a admitirlo, el punto de envidia que despierta. Si entendemos la dificultad que implica todo eso más de siglo y cuarto después; lo que exige aferrarse a lo esencial, a las raíces, en la mercadotecnia de la élite sometida al dinero además de a la volubilidad del negocio, ahora acompañada de la veleidad del frame y la tecnología...

De sobreponerse a la ley Bosman, al injusto reparto televisivo, a fondos de inversión, intereses de hombres-estado... y jugar finales, 6 de Copa y una europea en 15 temporadas, alzar también supercopas, competir 8 veces en Europa desde 2010 y acabar 17 de las 24 ligas de este siglo entre los diez primeros. De que los nuestros, solo los nuestros, los que quieren ser nuestros, se codeen con las multinacionales de este fútbol que mercadea infancias por millones de euros. Lo diré con palabras ajenas, de Paco Seirul.lo, 46 años en el Barça, ayudante de Cruyff y Guardiola: “Si competimos como todos, tenemos muchos contra los que competir; si hacemos algo que no hace nadie, solo competimos contra nosotros mismos”. Así que sí, más que nunca pero como siempre: “Athletic gorri ta zuria denontzat zara zu geuria...”.