No, no debe ser lo mismo ejercer de fiscal en Maryland que en Ourense, por poner un ejemplo. Hay, al menos, una diferencia de neuronas en el hipocampo, esa estructura del cerebro en que algunos sitúan la memoria. Y su pérdida, claro. En Maryland, unos documentos traspapelados hace años dan para poner en duda la capacidad memorística, mental incluso, del presidente Biden. Y se arma un follón. En Ourense, por poner un ejemplo, no pasa de un alboroto ni hay informe fiscal alguno que cuestione los motivos neurológicos cuando se comprueba que quien lo fue en Galicia, presidente digo, y aspiraba -que seguramente ya no- a serlo en España, había olvidado conversaciones de solo hace meses con el soberanismo catalán para hacer con Puigdemont aquello por lo que, tiremos de memoria, que ya dicen que es la inteligencia de los tontos, estaba acusando a otros de “atentar contra la Constitución”, “pervertir el Estado de derecho” o “quebrar la independencia de los jueces”. Por recordar algo. Y quizá no sea posible achacarlo a la capacidad memorística humana, que Carl Sagan ya cifró en diez billones de páginas de enciclopedia. Ni a la edad, puesto que Feijóo tiene aún la de jubilación a tres años vista... salvo que los votantes gallegos lleven hoy al PP a la oposición y al PP (no se olviden de Ayuso) a retirarle antes. Pero motivos, neurológicos o no, como las meigas, haberlos haylos.