BUENO, ya es definitivo. La Navidad y las acciones mercantiles que se generan en su entorno se han convertido en un nuevo escenario de competición entre las ciudades. La mayoría quieren reafirmarse asegurando que su Navidad es la mejor y que hay que visitar la urbe para comprobarlo. La carrera que inició hace unos años el municipio de Vigo con esa megatestosterona lumínica para alumbrar toda la ciudad cada vez está teniendo más competidores. Con oferta deslumbrante en formato led, sí, pero también con otro montón de actos de toda condición cuyo objeto es atraer al mayor público posible a las calles y los comercios. Bilbao no se ha quedado al margen, sobre todo viendo el programa de actividades que ha planteado el Ayuntamiento. La relación de eventos ocupa varios folios, muchos con los txikis como protagonistas, pero también los que tienen a los adultos como eje ganan espacio. Sin duda, la Navidad ejerce un tirón inevitable y puede convertirse en otro atractivo a sumar a los que ya ofrece la villa el resto del año para atraer visitantes. Pero quizás haya que frenar esta escalada que tiene en el consumo y las compras su principal motor. Hay que bajar el pistón y me parece ideal que en estas fechas BBK haya activado su última campaña para reflexionar sobre el precio a pagar por los productos y servicios, donde propugna que la sostenibilidad tiene que ser un pilar indiscutible. Ojalá cale y seamos más responsables en esta época de transacciones desenfrenadas.
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