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Mesa de redacción

Jose Uriarte

Planos

Tras la crisis de la crisis de la última crisis, aún quedan cerebros tan planos como el Mundodisco sostenido por cuatro elefantes sobre el caparazón de una tortuga gigante con el que Terry Pratchett parodió el nuestro. Si no conocen a Pratchett, fue nombrado oficial del Imperio Británico por su literatura y vendió más de 85 millones de libros traducidos a 35 idiomas. Son obtusos que no entienden las letras de Facundo Cabral, Mensajero Mundial de la Paz de la Unesco y Ciudadano ilustre de Buenos Aires que cantó en nueve idiomas. Seseras sin juicio que van al teatro para ser vistos y a quienes Arthur Miller no les suena por Muerte de un viajante sino porque compartió a Marilyn con el chanel nº5. Cómo van a saber que, de niño, Cabral se escurrió entre la seguridad de Perón y al preguntarle este si deseaba algo, le espetó un “Sí, ¿hay trabajo?” para ya de mayor arrepentirse: “Mira si será malo el trabajo que deben pagarte para que lo hagas”, dejó dicho. Que Pratchett, autor de ciencia ficción, parió su éxito siendo public relations de una central nuclear porque “solo en los sueños somos libres, el resto del tiempo necesitamos el sueldo”. Que Miller, antes de morir, dijo que “trabaja uno toda la vida para comprar una casa y cuando, por fin, la casa ya es de uno...”. Ni les suenan las tres clases que decía Mario Benedetti: “La que se mata trabajando, quienes deberían trabajar y quienes tendrían que matarse”. Planos ellos.