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Mesa de redacción

Jose Uriarte

No vaya a ser...

No llegaré a decir, como Chomsky, que la propaganda es a la democracia lo que la porra policial a una dictadura. Tampoco que la democracia es un abuso de la estadística, como Borges. Aunque cada campaña electoral que pasa da motivos crecientes para hacerlo y una, la propaganda, y otra, la estadística, acaban por confundirse. ¿O no? La conversión de la ya extinta oratoria en tweetología que acaba por vaciar el mensaje, el empleo machacón (del verbo machacar) de otras redes sociales, ya casi mero soporte publicitario; el uso de (ro)bots que repican eslóganes como si fueran badajos de una campana; la continua publicación cargante de encuestas por encargo con los cientos de tantos por ciento de supuestas intenciones de otros; el propósito de que la praxis política se simplifique para golpear el córtex sin llegar a donde se supone el cerebro... Todo contribuye a que el ejercicio del voto sea, como decía Bernard Shaw no sin irónico espíritu crítico, el proceso que garantiza el gobierno que nos merecemos. Sin embargo, hoy, en Euskadi, es preciso esquivar la desinformación, escoger el dato preciso, discernir entre la propaganda, desatender el discurso hueco, ignorar la reiteración de frases hechas, extraer la verdad de los porcentajes y, sobre todo, ejercitar la razón, eso que nos distingue. No sea que nos merezcamos el resultado pero no nos convenga... y nos vayamos de nuevo a la porra.