Hablemos, pues, de economía, forma educada de llamar al negocio. Porque el mundo, este y los anteriores, es, han sido, básicamente negocio. Y no, no me refiero a los 6.420 millones de beneficio del BBVA en 2022, resultado “histórico”. Ni a los 9.605 millones del Santander, que sonríe ante los 250 millones de la tasa a la banca que le corresponderían. Ni siquiera a los 38.455 millones de la petrolera y contaminadora Shell, récord, un 110% más que un año antes. Hablemos de economía, de puro negocio, en general, sin decir nombres, no hace falta. ¿O sí? Los seis grandes bancos del Estado han obtenido un beneficio conjunto récord de 20.850 millones en 2022, un 28% más. Las grandes empresas (las 5 primeras son de EE.UU.) del sector de defensa, eufemismo de armamento, facturaron antes de la invasión de Ucrania 564.000 millones de euros en su septimo año consecutivo de aumento de ventas. Repito: antes de la invasión de Ucrania. Las ganancias en las farmacéuticas aumentan del 24% de Bayer al 136% de Pfizer y, superada la covid, prevén crecimientos superiores al 6% anual e ingresos de 1,5 billones. La industria alimentaria vende al año más de 9 billones de dólares (sólo Nestlé obtiene más de 11.000 millones netos de ganancia). Dulces y snacks, pura salud, se venden por 1,6 billones de dólares. Reinterpreto a Marx: el estado es el consejo de administración de la economía, del negocio, de otros.
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