ALICE Guy fue en 1896 la primera mujer cineasta, antes incluso que ningún hombre, aunque los libros de Historia la hayan obviado durante tantos años. No lo tuvo fácil, al igual que otras muchas cineastas que han tenido que luchar contra la invisibilidad de una industria dominada por hombres, que han reforzado y legitimado todo tipo de estereotipos sobre la mujer. (El 58 % de los personajes femeninos en películas de acción tienen una actitud sumisa). Ni la evolución natural de las cosas ni el tiempo han sido suficientes para corregir la desigualdad e infrarrepresentación que las mujeres padecemos en todo aquello en lo que queremos decir algo. Afortunadamente, las cosas están empezando a cambiar. En Euskadi ha surgido una generación de cineastas vascas que están arrasando por donde van y cuentan las historias a través de la mirada femenina. Mujeres poderosas, que además de hacer cine de calidad, consiguen tocar el corazón del público. Así lo están demostrando directoras como Alauda Ruiz de Azúa, cuya ópera prima Cinco lobitos, inspirada en su propia experiencia, se ha convertido en un auténtico fenómeno. O Estibaliz Urresola, cuyo cortometraje Cuerdas, se estrenó en la Semana de la crítica del Festival de Cannes. El pasado fin de semana comenzó la temporada de los premios con la gala de los Forqué, el 28 de enero se celebrarán los Feroz y el sábado 11 de febrero, los Goya. Ellas ya han dejado claro que tienen mucho que decir.

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