sE ha quedado con 65 milloncejos y todavía lanza un podcast de ocho capítulos, y se marca un Rociíto, justo antes de que empiece el juicio en Londres contra Juan Carlos I. La credibilidad de una cortesana de lujo, llámese Corinna Larsen o la Bella Otero, está entre cero y nada, así que da igual que saque un podcast, o un canal en streeming. Pero un monarca, con una entrepierna tan floja, que hace llamadas bajo el apodo de señor Sumer, da para un The Crown (versión española) de Netflix. Cada uno es muy libre de acostarse con quien quiera, siempre y cuando costee de su bolsillo los devaneos. Pero le hemos pagado el picadero, con reforma y mantenimiento del nidito de amor incluido, los viajes, los hoteles de lujo... Sufragábamos a dos parejas reales y allegados, suma además, queridas y vedettes reales, tarados palaciegos, y toda la banda de fiesteros que revoloteaban alrededor. Pero no pasa nada, ¡paga el pueblo! Aunque todavía es mucho más grave usar a los servicios secretos de un país, el CNI mismamente, para lavar los trapos sucios del emérito, acosando a la amiga entrañable. “Si no obedeces estas instrucciones, podrías morir en un túnel como la Princesa Diana”, revela ella, en una sinopsis perfecta para otra serie de la mafia. Tampoco pasa nada. Porque hay una manada de genuflexos justificando las correrías del macho man Borbon, y llamando de todo a la bien pagá, que también tiene lo suyo. l

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