APedro Sánchez con un pie puesto en año electoral se le ha ocurrido abrir el curso político en Moncloa atendiendo las preguntas escogidas entre 250.000 ciudadanos. Quien dice abrir curso político dice abrir la precampaña con un roscón de preguntas sobre la factura de la luz o lo mal que se vive en el himalayismo de los precios. Sánchez no se pone de perfil cuando se trata de captar votos, así sean una primarias o unas elecciones y esa carretera y manta que ejerció cuando engordó el INEM ahora la aplica desde Moncloa, abriendo las orejas a los votantes mientras con sus socios se empadrona en Orejera del Sordete. Los apoyos parecen secundarios en el caso vasco y competencial que dibuja el hartazgo de la monserga de “o yo o Vox”. Pedro ha sido mucho de dicotomías desde que se las batió con Rajoy, luego con el covid y ahora con Feijóo mientras silba a la vía adornando el freno al calendario con excusas técnicas, como si los cumplimientos fueran un gasoducto cuya turbina pierde aceite o un Artemis que para cuando llegue a la luna, ya se han celebrado las elecciones y Pedro ya está ahí pero de miel. ‘Moncloa abierta’ es esa gran ventanilla que se apoya en Yolanda Díaz en un ejercicio simpar de aperturismo y antenas largas. Contestando preguntas como un paseo triunfal sobre el paro para las empleadas de hogar, todo lo que nos hemos ahorrados con la “excepción ibérica o ese combo mágico pensiones - IPC, Sánchez ha saludado feliz a sus gobernados en el primer acto de precampaña del PSOE sin rastro de cumplimientos ¿Aló?

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