EBE ser la junta. O el buje del eje. Algo le falla a la democracia que no rula, verbo castellano de etimología compartida con el británico rule (gobernar). Lo que podría llevar a traducir también la idea y concluir que la democracia no gobierna. Basta con ir al origen no de la palabra sino de la misma democracia moderna -la pregunta es si la democracia puede ser antigua- que algunos sitúan en los Comunes porque ya existían allá por el siglo XIV. Quizá les hace más digerible su actualidad de escenario de variedades que trata de maquillar el incumplimiento por un primer ministro de las normas impuestas por él mismo a sus conciudadanos; su presente de espectáculo que danza alrededor de la realidad para no tergiversar intereses; su circunstancia de comedia en la que la política es un guión cuya trama se prolonga para evitar un cierto desenlace. Pero la avería no es solo british. Da lo mismo House of Commons que Congreso de los Diputados, de historia mucho más reciente pero hoy también vodevil, voz en grito, en el que se maquilla el sibilino incumplimiento por un presidente de los compromisos adquiridos por él mismo con quienes le invistieron (transferencias, Estatuto, Ley Mordaza, mesa de diálogo, IMV...) y quienes le votaron (reforma laboral, precio de la luz, poder adquisitivo de las pensiones...). ¿Diferencias? Rubio o moreno; conservador o progresista, les vale todo. No hay reglas. No rules. Y sin ellas no hay democracia. Sí, es la trócola.
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