ALE que estamos muy ocupados cogiendo y anulando citas para las vacunas y haciéndonos test y PCR, pero ya va siendo hora de que alguien con los anticuerpos a tope le dedique un ratito a actualizar el protocolo de frases navideñas, que en pandemia se han quedado un pelín desfasadas. Si no te tocó ayer la lotería de El Niño, ¿qué dices: Al menos tenemos salud? Y, lo más importante, ¿a quién se lo dices? Porque con casi 81.000 positivos en la última semana en la CAV lo mismo lo gritas en la Gran Vía bilbaina y te contesta el eco. A no ser que justo pase por allí algún sanitario saturado y te responda, con razón, con un exabrupto. Las navidades de 2020, ingenuos de nosotros, nos deseamos esperanzados un Feliz Año Nuevo, pero esta vez, no me digan que no, lo hemos dicho con la boca pequeña. Y con tan poca fe que el año ni parece nuevo, ni feliz ni nada. Lo de Próspero Año Nuevo es aún más arriesgado. Podría herir muchas sensibilidades, como las de los hosteleros, por poner solo un ejemplo. Felices fiestas tampoco lo veo porque fiestas, lo que se dice fiestas, ni están ni se las espera. Que pases una buena noche y acaba con 39 de fiebre. Que te aproveche y te mira con cara de acelga, sin gusto, sorbiéndole, en vano, los sesos a un langostino. Por fin los empaquetamos en el cole y nos los devolverán el miércoles. Yo le voy a plantar al crío la máscara de Spiderman encima de la FFP2 a ver si se pega el virus en las telas de araña. O eso o nos salen a nosotros.

arodriguez@deia.eus